| domingo, 26 de octubre de 2003 | [Lecturas] La disolución de los limites de los Estados Sociología. "Teoría de la frontera (los límites de la política cultural)". Scott Michaelsen y David E. Johnson, Editoral Gedisa, Barcelona, 2003, 270 páginas Andrea Delfino El libro "Teoría de la frontera. Los límites de la política cultural", compilado por Scott Michaelsen y David E. Johnson, presenta una interesante actualización de la discusión nacida hace ya dos décadas vinculada a la multiculturalidad, esto es, a la desnaturalización de los espacios de la soberanía estatal. Esta discusión tuvo en la construcción del concepto de frontera su condensación.
Esta noción nace y se construye interdisciplinaria en la medida en que busca nuevas formas de intelección a procesos relativamente recientes, como las transformaciones en el capitalismo, la globalización de los procesos culturales, los flujos demográficos, así como también el efecto de estos procesos en las vidas cotidianas, en la subjetividad de las personas y en la conformación de las identidades.
Una paradoja de la invención del concepto de frontera fue que se diluyera la idea de fronteras naturales y comenzara a pensarse en su contingencia y porosidad. Es decir, la frontera ya no es material, sino simbólica, ya no es una línea de aduanas sino un límite de la identidad.
Ahora, a esta primera paradoja teórico-conceptual se le podría sumar una segunda de orden académico-institucional. Una buena parte de la producción teórica vinculada a esta tradición es producida en la Universidad de Texas, en El Paso, desde cuyo patio trasero se pueden observar kilómetros y kilómetros de trincheras de cemento, cadenas de seguridad, camiones celulares, uniformes, binoculares y demás objetos materiales construidos y por construirse que se empeñan en hacer de la frontera un trazado geográfico duro, material, claramente perceptible.
La publicación en 1987 del libro "Borderland/la Frontera: The New Mestiza" de Gloria Anzaldúa constituye el alumbramiento de toda esta nueva tradición del pensamiento, enraizada en sus orígenes en los límites o frontera entre Estados Unidos y México.
A partir de allí la frontera comienza a ser pensada como clave crítica de concepciones teóricas vinculadas al esencialismo, al folclorismo y al populismo, nociones estas generalmente ligadas a la geopolítica de la cultura estatal. Comienzan a cobrar relevancia cuestiones de vínculo, dinámica y experiencia, en oposición a las articulaciones entre comunidad, cultura y territorio. La frontera aparece así como el modo en que se condensaba la nueva importancia que tendrían de allí en adelante los conceptos de historia, sujeto y cultura.
El libro recorre un sinuoso camino intentando elaborar un estado del arte de esta tradición en la medida que presenta lecturas que refieren a una vasta teorización antropológica, sociológica, feminista, marxista, posmoderna y etnohistórica que comienza a desplazarse de su objeto de estudio madre (la frontera entre Estados Unidos y México) hacia la frontera entre Estados Unidos y Canadá, hacia el regionalismo norteamericano y hacia la diáspora sufrida por los inmigrantes en aquel país.
La edición en español trae como plus una introducción de Alejandro Grimson, doctor en antropología, profesor de la Universidad de Buenos Aires e investigador del Ides. El autor no solo introduce en el armazón teórico de esta tradición de pensamiento, sino que la problematiza desde el sur del Río Grande. Le otorga a la producción teórica de Néstor García Canclini un lugar fundamental en la crítica a la esencialización de las culturas que entraban en contacto que la propia teoría de la frontera había contribuido a cristalizar y desplaza geográfica y temporalmente la génesis de esta tradición a Gluckman, Evans-Pichard y Leach.
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