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 sábado, 25 de octubre de 2003

El guitarrista llega a Rosario para presentar su nuevo disco
Lebón: "Quise estar en tantos grupos que nunca fui un solista de verdad"
El músico, que actúa hoy en el Astengo, dijo que está orgulloso de ser uno de los fundadores del rock nacional

José L. Cavazza / La Capital

Dos de los cinco nietos de David Lebón viven en Mendoza, muy cerca de la casa de su abuelo. "Ahora está uno de mis nietos aquí a mi lado, limpiando el suelo con un trapo de piso", dice el Ruso, ex La Pesada del Rock and Roll, ex Pescado Rabioso y ex Seru Giran. El mismo que sigue componiendo canciones de rock y que llega a Rosario esta noche para presentar su último álbum, "Yo lo soñé", en el Auditorio Fundación Astengo, a las 21.30. Vecino desde hace ocho años de Chacras de Coria, en Mendoza, Lebón vive en una amplia casa, rodeada de árboles y montañas, y con un jardín que él mismo cuida. "Mis otros tres nietos viven en Uruguay", dice a La Capital.

-Veinte años atrás hubiera sido imposible hablar de estas cosas con cualquier músico de rock.

-Es verdad; siempre me acuerdo de aquel tema mío "El tiempo es veloz". Así que hay que tratar de disfrutar al máximo.

-Abuelo y rock, un vínculo bastante nuevo, ¿no?

-Y sí, hay toda una generación. Yo estoy orgulloso de ser uno de los tipos que empezó con el rock en Argentina. En Estados Unidos está lleno de rockeros abuelos, desde Eric Clapton a Charlie Watts, el baterista de los Rolling Stones.

-Los bluseros envejecieron antes y muy dignamente, ¿no creés?

-Absolutamente. Pero somos una generación muy joven también. Cuando yo tenía 20 años tipos de 50 años eran viejos. Me siento bien y según me dicen se me ve bárbaro.

-¿Le tenés miedo a la vejez?

-Yo le tengo miedo a la locura. Le tengo terror al mal de Alzheimer, entrar en un estado de no saber quién sos, quiénes son tus nietos. Me gustaría que mi mente y mi cuerpo se acompañen bien hasta la muerte.

-Tras ocho años de vivir en la montaña, ¿se piensa o se vive en función del regreso a la ciudad?

-No, para nada. Ya conocí ciudades, campos, montañas. Tengo 51 años y más o menos viajé algo... Miento si digo que conocí el mundo, porque ni en pedo... pero a esta altura me parece que tu casa está dentro tuyo. La tenés dentro de tu corazón y la llevás adonde vayas. Puedo vivir en cualquier lugar. Cuando voy a Buenos Aires la paso muy bien y cuando regreso aquí... Bueno, hoy es un día maravilloso, con un sol que no se puede creer. Siempre es así acá. Realmente, es muy atrapante Mendoza. Es cierto también que aquí soy como invisible, pero no es porque la gente no me quiera ni me respete.

-¿Fue como convertirse en un hombre común?

-Bueno, sí. Ojo que también en la calle me paran y me piden autógrafos, pero es otra cosa. A medida que te alejás de Buenos Aires es como descubrir otros países. Yo todavía no me acostumbré a los mendocinos, son personajes muy raros, pero en la calle me agradecen que haya elegido este lugar para vivir.

-Aquella millonaria reunión de Seru Giran o el romance mediático con Pata Villanueva, ¿tuvieron que ver con la búsqueda de una vida más tranquila?

-Yo siempre fui muy tranquilo y cuando me meto en algo lo hago de corazón, sin medir nada. Soy puro impulso. Lo de Seru fue bellísimo y lo de Pata, bueno, me agarré un embole con la mina y de repente aparecieron 400 millones de fotógrafos y yo no entendía nada.

-¿En algún momento te sentiste muy loco, muy al borde?

-Soy muy medido. Quiero vivir muchos años y estar lúcido. En ese aspecto fui bastante inteligente, por supuesto que tuve excesos, pero nunca estuve al borde, porque sé que el borde es muy peligroso, entonces ¿para qué?

-¿Cómo fue aquella historia de que tu primer vinculo con la música tuvo que ver con el asma?

-Cuando falleció mi viejo a mí me pegó muy mal. Tenía 8 años y me agarró asma. Mi vieja, que era paracaidista, consiguió trabajo en Miami que tiene un clima muy especial. El día que estábamos viajando hacia Miami salió el primer simple de los Beatles e, inmediatamente, me enamoré del grupo. "No sé qué es pero yo quiero ser esto", dije (risas).

-¿Cuál fue la mejor experiencia musical?

-Pescado Rabioso. Recuerdo que nos juntábamos en mi casa Emilio del Guercio, Luis (Spinetta) y yo; charlábamos y divagábamos hasta la madrugada, y yo me moría por Pescado, que no tenía bajista. Un día le pregunté a Luis si podía tocar el bajo en el grupo. Y me dijo que sí. Y yo me morí, porque si bien Luis es mi amigo siempre fue mi ídolo. Hasta el día de hoy cada vez que lo veo me pongo bastante nervioso.

-¿Más delirante que tocar con Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll?

-La Pesada fue el mayor delirio. Eramos muy jóvenes y todo era tan inocente. No había maldad, pero nos hacíamos los malos... y pasamos por muchas drogas, pero yo la pasé bárbaro.

-¿Te molestó alguna vez haber sido relegado a un segundo plano, detrás de las figuras de Spinetta o Charly García?

-Una vez hice un tema, muy simple al lado de todos los acordes que tenían las canciones de Luis, y cuando él lo escuchó me pidió que lo grabara para "Pescado 2". Además, Luis dice que yo soy el mejor guitarrista del mundo, está loco, ni en pedo, ya sé. Pero él me quiere mucho. Salvo en la época en que estuve con Pata, yo siempre fui de muy bajo perfil, nunca me importó estar en primer o segundo plano. Me ocupé tanto de buscar, de estar en tantos grupos, que nunca fui un solista de verdad.

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Lebón confesó que le tomó miedo a la locura.

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