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 miércoles, 22 de octubre de 2003

Amenazas y violencia doméstica para silenciar los ataques
Un cabo policial fue detenido por abusar de dos de sus hijas
Las nenas tienen 12 y 14 años. Ya había sido procesado por vejar a la mayor, pero nunca lo sentenciaron

Un cabo de policía fue detenido acusado de abusar sexualmente de dos de sus hijas, de 12 y 14 años, en forma reiterada y bajo amenazas constantes. El hombre, de 35 años, ya estaba procesado por abusar de la mayor de las nenas en una causa que espera sentencia desde hace ocho años. Amparado en esa impunidad, siguió trabajando en la policía y viviendo en su casa. El lunes, su esposa volvió a denunciarlo por abusar de dos de las hijas de la pareja. Esa misma tarde, el cabo fue detenido en su propia vivienda acusado de abuso sexual agravado por ser el padre biológico de las víctimas.

La esposa del policía, de 33 años, denunció al hombre en Tribunales y desde allí fue derivada al Centro de Atención a la Víctima de Delitos Sexuales. En ese lugar las dos nenas fueron escuchadas atentamente, revisadas por médicos y cursaron las primeras evaluaciones psicológicas. El análisis de todos esos elementos determinó que el juez Carlos Alberto Triglia ordenara la inmediata detención del acusado, que ocurrió esa misma tarde.

El cabo policial, que se desempeñaba en la Alcaidía de la Jefatura, ubicada en San Lorenzo y Dorrego, fue apresado el lunes a la tarde en su domicilio. No declaró en la sede policial, ni tampoco ante el juez Triglia. Después de su traslado a Tribunales fue derivado al penal policial.

Las dos nenas, contenidas por la denuncia de su mamá y el personal del Centro de Atención a la Víctima, "contaron que eran sometidas sexualmente por su padre, a quien tienen terror". También dijeron que "el hombre sometía a golpizas a su mamá y controlaba todo en la casa, los gastos con tickets, los horarios, y las amenazaba para que no contaran las prácticas sexuales a las sometía", indicó Mariel Arévalo, titular de la repartición.

A pesar de que las dos nenas eran abusadas, ninguna de ellas conocía la situación de su hermana. "El padre las amenazaba y el entorno autoritario que instauraba imponían un silencio hermético que impedía cualquier tipo de diálogo o el comentario de los abusos a otras personas", señaló Arévalo.

A pesar de ese marco, al enterarse de que el hombre había abusado de sus dos hijas, la esposa se atrevió a denunciarlo por segunda vez. El Centro de Atención a la Víctima puso a disposición de la mujer y las menores un acompañamiento terapéutico. "Las chicas padecen una situación de ambigüedad terrible, porque su propio padre, que debería ser quien las defiende y protege, es quien abusaba de ellas", sostuvo Arévalo.

Después de la detención del hombre, las nenas admitieron que por fin podrían descansar tranquilas en la casa que comparten con otros cuatro hermanos, entre ellos otra nena menor de edad que al conversar con las profesionales de la Comisaría de la Mujer no manifestó que hubiese sido abusada como sus hermanas.

El cabo de policía ya había sido denunciado por su esposa en 1995 por abusar de la mayor de las nenas, que tenía entonces 5 años. Por ese motivo se inició una causa penal en el juzgado de Instrucción número 1, donde resultó procesado. La causa pasó entonces a Sentencia 3ª, que en ocho años no emitió su dictamen. En tanto, el sumario administrativo que se le inició en la fuerza sólo alcanzó para evitar que el cabo ascendiera a pesar de contar con 18 años de servicio. Después de permanecer detenido dos meses, el jefe de policía lo reincorporó a su trabajo en 1996 y siguió desempeñándose en su puesto hasta que ayer fue apresado.

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