| miércoles, 22 de octubre de 2003 | Rugby: el valor del entretiempo para los coachs Hay quienes ven los partidos de rugby por televisión y otros van a la cancha. En el entretiempo con el silbato del árbitro, quienes están en su casa aprovechan estos minutos para tomar un café o hacer algo. En el estadio es la visita obligada al baño o al puesto de comidas para comprar un pancho, una cerveza o un refresco.
Los jugadores se toman su merecido descanso pero los entrenadores utilizan estos diez minutos para corregir errores y dar instrucciones en el vestuario.
No hace muchos años el entretiempo tenía una duración de cinco minutos. Los jugadores permanecían dentro del campo de juego, luego se podían apreciar las cáscaras de naranja en la cancha, a los entrenadores dando las instrucciones o a los protagonistas refrescándose y luego, el partido continuaba.
Esta imagen la pudimos apreciar en la primera RWC en 1987. En los tiempos modernos, el entretiempo ahora tiene una duración de diez minutos. Especialmente por la televisión y las obligaciones comerciales que se produjeron para el bien del deporte.
A los entrenadores se les asigna un box especial en la tribuna durante la Copa del Mundo 2003, para que puedan observar el encuentro con tranquilidad y tengan una mejor visión de lo que sucede en la cancha. Algunos asistentes continúan observando el encuentro con los jugadores suplentes al costado del campo.
Qué hace Fiji Los jugadores llegan al vestuario toman asiento y beben los refrescos necesarios mientras que el doctor efectúa la ronda asesorando a los jugadores sentidos o lesionados y atendiendo a quienes lo requieran.
Le toma unos dos minutos al entrenador descender desde el box hasta el vestuario. En ese período el capitán es quien tiene el control de los jugadores y de la situación.
A su arribo, el entrenador Mac McCallion los junta y habla sobre los aspectos específicos del juego a corregir. Por lo general el entrenador tiene preparado lo que les va a decir a sus dirigidos con cinco minutos de anticipación.
Un pizarrón blanco sirve en muchas ocasiones para ilustrar sus dichos. En los minutos siguientes sus asesores arriban con los detalles del encuentro pero en especial, con los datos de los errores no forzados y la recuperación del balón luego de los tackles.
Dos minutos antes del reingreso al campo de juego los jugadores se levantan y comienzan a trotar en el lugar y a efectuar ejercicio para entrar nuevamente en calor.
Justo antes de salir se juntan en una ronda, rezan una oración, se unen aun más durante la misma y a la cancha a jugar los segundos cuarenta minutos.
Qué hacen los Pumas Los Pumas tienen una rutina similar. El asistente Diego Cash ve el encuentro con Marcelo Loffreda y dos asistentes más en el box. El segundo entrenador Daniel Baetti permanece al costado del campo junto a los suplentes.
Según dijo Cash; "Desde la tribuna, se puede observar el partido con mayor atención y detenimiento que a nivel del campo, se analiza con una visión más amplia lo que sucede en la cancha".
En el entretiempo de los Pumas, la decisión sobre los que se va a decir corre por cuenta de Loffreda quién reúne la información recolectada por los demás miembros del staff. El que habla a los jugadores es el entrenador y si él cree necesario, le da la palabra al colaborador que corresponda. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Daniel Baetti mira el partido cerca del banco. | | |