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 miércoles, 22 de octubre de 2003

La música usada como un transporte del alma
El Pro Música Antiqua brilló el lunes en La Bolsa

El Conjunto Pro Música Antiqua de Rosario, dirigido por Cristián Hernández Larguía, presentó el concierto "De Lutero a Bach" en la Bolsa de Comercio. El programa del espectáculo reunió obras de los compositores Johann Walther, Lucas Osiander, Heinrich Stütz y Johann Sebastian Bach.

Tras una breve ceremonia en la que fueron homenajeados los integrantes de la Comisión de Cultura de la Bolsa de Comercio de Rosario por la labor que desarrollan a favor de las artes, el conjunto que conduce Hernández Larguía -quien inauguró los ciclos culturales de la Bolsa- ofreció una notable actuación teñida por la impronta que el director rosarino deja en cada una de sus presentaciones.

Antes de comenzar la presentación el director ofreció una explicación de las obras que se escucharían durante la velada y sobre la conexión que estableció entre las figuras de Martín Lutero y Johann Sebastian Bach, pasando por Heinrich Schütz.

El concierto se inició con "Victimae paschali laudes", secuencia de canto gregoriano de Wipo de Borgoña, y siguió con "Crist lag in Todesbanden", para coro y consort de gambas, de Johann Walther y melodía coral de Martín Lutero.

Los sonidos que poblaron las iglesias luteranas alrededor de 1520 fueron creciendo en el imponente ámbito del hall de la Bolsa que posee una arquitectura muy similar a la de los grandes templos cristianos. Los solos instrumentales, las voces de los cantantes y el coro fueron tejiendo una trama mística que ganó el espíritu del auditorio.

Con el público siguiendo la música con absoluta atención, el director fue articulando las obras que ofrecieron un fresco de época a través de impecables interpretaciones como la de "Die Sieben Worte Christi am Kreutz", el oratorio de Heinrich Schütz.

El último tramo de la audición, en el que se ejecutó la cantata fúnebre "Gottes Zeit ist die allerbeste Zeit, BWV 106, de Johann Sebastian Bach, fue el de mayor brillo de la noche. En el aire pudo palparse la atmósfera ceremonial, agigantada por el silencio del público que destacó los muy buenos solos de Susana Imbern y Adriana Sansone. La interpretación de los artistas reafirmó el poder de la música para transportar al espíritu a través del tiempo y, por un momento, la monumentalidad del ámbito en el que se desarrolló el concierto colaboró para acentuar el clima de la época a la que remiten las célebres cantatas religiosas de Johann Sebastian Bach.

M.M.

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Hernández Larguía dirigió el concierto.

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