 | lunes, 20 de octubre de 2003 | San Lorenzo bajó a River y quiere dar pelea Con goles de Acosta y Montillo sigue al acecho de Boca Gustavo Yarroch / Ovación Si el clásico era un filtro, una bisagra para saber si alguno de los dos tenía con qué pelearle el campeonato a Boca Juniors, entonces hoy hay que decir que San Lorenzo sigue con vida y que River, ahora sí, se despidió definitivamente de la lucha grande. El 2 a 1 ubicó a San Lorenzo como el único escolta, a cuatro puntos del líder. Y distanció a River a doce unidades, una ventaja virtualmente irremontable.
San Lorenzo se quedó con los tres puntos porque fue más práctico y solidario. Primero golpeó con Alberto Acosta en la etapa inicial y luego aumentó en el arranque del segundo tiempo a través de Walter Montillo en una jugada en la que la defensa local mostró una desidia exasperante. La reacción de River llegó demasiado tarde: descontó cuando faltaban seis minutos con un gol en contra de Diego Capria. Después lo pudo haber empatado, pero Fernando Cavenaghi, a quien José Ramírez le había atajado un penal con el partido 1 a 0, tiró desviado en un mano a mano.
A los dos les costó mucho armar juego asociado. Hubo demasiada presión en el mediocampo y escasearon las ideas claras. San Lorenzo se fue en ventaja al vestuario simplemente porque acertó en una de sus pocas llegadas profundas.
Iban 26 minutos. Aldo Paredes mandó un centro, Eduardo Coudet se equivocó feo en el cálculo, la pelota le pasó por arriba y el Beto Acosta definió con gran categoría al segundo palo.
River tuvo el empate cuando el árbitro Héctor Baldassi cobró a instancia del asistente Gilberto Taddeo un penal inexistente de Pablo Michelini a Montenegro. José Ramírez voló hacia su izquierda y tapó el remate de Cavenaghi, anunciado y a media altura.
Apenas inició la segunda etapa San Lorenzo no perdonó. Franco Costanzo le tapó un mano a mano a Carreño, la pelota derivó en Montillo y el volante sacó un tiro desde ángulo cerrado que terminó en la red. Lo increíble fue que ninguno de los defensores de River atinó a cerrar y cubrir el arco. Un error infantil que le costó demasiado caro.
Entre el conformismo de San Lorenzo y la impotencia de River, el partido se iba consumiendo ya sin emociones. Hasta que, a los 39', Capria la metió contra su arco apurado por Cavenaghi y le puso suspenso a la historia. River se jugó con todo y Cavenaghi estuvo a punto de conseguir la igualdad, pero la tiró afuera desde muy buena posición.
San Lorenzo se fue lleno de ilusión y River pensando en que no le quedará otra que intentar reivindicarse en la Copa Sudamericana. Porque se despidió pronto, demasiado pronto, de la lucha por el campeonato. (DyN) enviar nota por e-mail | | Fotos | | Lucho González y Ormazábal disputan el balón. | | |