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 domingo, 19 de octubre de 2003

Antártida: Proa al sur
El crucero por el continente blanco hace escala en la mayor colonia de pingüinos

En la búsqueda permanente de nuevos horizontes, la Antártida emerge en el extremo sur del planeta como un destino turístico absolutamente distinto, que por razones climatológicas está limitado al período diciembre-marzo.

Los cruceros salen del puerto de Ushuaia, la capital fueguina, a la que se arriba en vuelos charter que transportan un 70 por ciento de pasajeros alemanes, japones, estadounidenses y canadienses, y el resto de América Latina, principalmente de México, Brasil y Chile, en ese orden.

Con todos los pasajeros en cubierta, las naves comienzan a moverse mientras las sirenas anuncian la partida. La ciudad del fin del mundo va quedando atrás y el territorio desconocido aguarda.

Las naves pueden transportar, cada una, alrededor de 170 pasajeros, que ocupan camarotes externos, con baños privados y camas bajas, equipados con teléfono, televisor y yacuzzi.

Con tripulación de oficiales alemanes y marineros filipinos, el Hanseatic, que pesa 8.378 toneladas y tiene 88 cabinas y 4 suites, y el Bremen, cuyo peso es menor, 6.752 toneladas, y que dispone de 80 cabinas y dos suites, están preparados para navegar por aguas donde la naturaleza suele imponerse a los hombres.

El itinerario no es fijo porque depende de las corrientes y los vientos, pero se aseguran siete desembarcos. Normalmente se visitan las bases argentinas Almirante Brown y Esperanza, una de Polonia y otra de Estados Unidos.

El comienzo de la travesía incluye la navegación por el pasaje de Drake hasta que aparecen los icebergs poblados de aves y pingüinos, y las primeras islas, las Shetland del Sur. Es el tiempo de colocarse las camperas y las botas que proveen los barcos y subir a los botes zodiacs para iniciar la primera excursión a las islas, donde los habitantes agasajan con meriendas y explican qué fácil es allí perder la noción del tiempo. Porque no hay noches, sólo atardeceres, y la sensación es que todo ocurre en un mismo día.

Los animales no se inmutan ante los turistas, ni siquiera los 60.000 pingüinos de la isla Peterman, la comunidad más numerosa del planeta, aunque también hay muchos en la isla de la Media Luna.

En ambos barcos el puente de mando está siempre abierto a la curiosidad de los turistas. Se pueden ver los radares y los largavistas que muestran un mundo difícil de describir.

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Navegación en gomón por las frías aguas.

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