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 sábado, 18 de octubre de 2003

Una mujer obligó a la amante de su marido a desvestirse en la calle
Se burló de su obesidad delante de los vecinos

San Lorenzo. - La tranquilidad del agobiarte mediodía de anteayer se vio sacudida por un insólito episodio pasional que tuvo como protagonistas a dos mujeres en plena vía pública. En la intersección de avenida San Martín con calle Ledesma, en la zona norte de San Lorenzo y muy cerca de una escuela, pudo verse a una de ellas, con algunos kilos de más, vestida solamente con su ropa interior mientras la otra -que aparentemente portaba un arma- gritaba: "Esta es la gorda puta con la que me engaña mi marido", burlándose de su físico.

Los vecinos del lugar, muy concurrido por cierto, no podían creer lo que veían y algunos atinaron a esconderse por si alguien empezaba los tiros, razón por la que uno de ellos decidió llamar al Comando Radioeléctrico, pero antes de que un patrullero llegara la supuesta amenazadora ya se había dado a la fuga.

Minutos más tarde, un móvil policial condujo a la asustada y semidesnuda mujer hasta la comisaría 7ª, donde radicó la denuncia, y luego personal actuante citó a declarar a una mujer, A.D., de 35 años, de la ciudad de Puerto San Martín, de quien según se dijo habría sido la brava acompañante, motivo por el cual quedó imputada del delito de amenazas.

De acuerdo a algunos testigos que prefirieron escudarse en el anonimato, el origen de este curioso hecho pasional habría que buscarlo en una relación amorosa que el marido de la imputada tendría con Gabriela B., de 28 años y algo rellenita, que vive en la zona. Enterada de esta situación la despechada esposa esperó pacientemente en las cercanías de donde vive Gabriela hasta que logró dar con ella y someterla a una escena que, si bien fue breve, causó comentarios que corrieron como reguero de pólvora por el barrio.

Un joven que en esos momentos se encontraba en la puerta de un negocio aseguró que la mujer "tenía en la mano algo tapado con una remera y estaba desencajada", al tiempo que agregó: "Gritaba como una loca. Decía «cómo mi marido me puede engañar con esta gorda puta», aunque yo no ví el arma", aclaró.

Recurriendo a cierto sarcasmo, un vecino recordó el hecho de hace unas semanas cuando tres empleadas fueron despedidas del trabajo por negarse a desvestirse para ser revisadas. "Las mujeres de esta ciudad deberían poner especial atención en la calidad de la lencería que utilizan, ya que nunca se sabe cuando pueden estar obligadas a exhibirlas", dijo.

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