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 sábado, 18 de octubre de 2003

Alejandra García, un salto a la revancha
La garrochista bonaerense habló de sus sensaciones tras quedar afuera de los panamericanos y de sus objetivos

Elbio Evangeliste / Ovación

Aún le cuesta digerir el trago amargo que le significó quedar afuera de la competencia antes de saltar. El recuerdo de esa maldita distensión en la inserción del tendón de Aquiles con los gemelos aún la sigue martirizando. Pero no reniega de eso. Sólo siente "tristeza y no bronca, y no sólo por mí sino por mi hijo (Tomás, de 12 años), que no podía parar de llorar". Las imágenes que llegaban desde los Juegos Panamericanos de Santo Domingo mostraban a una Alejandra García desarmada anímicamente. Con los ojos demasiado vidriosos, como conteniendo el llanto. Los mismos ojos vidriosos que tuvo en varios pasajes de su charla con Ovacion cuando relataba lo vivido en esos días fatídicos. Esta amargura tiene epicentro en que en los Juegos pretendía revalidar la medalla de oro que había logrado en Winnipeg 99. "Ese era mi gran objetivo", asegura. Pero no hubo caso. De poco le sirvió viajar un mes ante de la competencia a Italia para entrenar con el ruso Vitali Petrov.

De todas maneras su discurso no suena a resignación ni mucho menos. La fe de "alcanzar los 4,50 metros y poder estar en una final de los Juegos Olímpicos" son los motivos que la movilizan para seguir con las pilas puestas y a no bajar los brazos pese a que sabe las dificultades que acarrearán esos objetivos.

"Fue muy difícil. Se hace mucho sacrificio para poder practicar este deporte en la Argentina y uno deja muchas cosas de lado. Yo soy mamá y todo me cuesta el doble, pero más allá de todo uno cuando compite lo hace defendiendo a un país. Por eso la tristeza. Me la tuve que bancar, siempre aprendí de mis éxitos y de mis fracasos, por eso sigo con ganas de entrenar", argumenta la blonda atleta.

-¿Lograste digerir el tema o todavía te cuesta?

-En ese momento sentí tristeza, ni siquiera bronca. Cuando me quedo sola con la almohada me pongo a pensar y recuerdo que no pude competir, que no pude traer ninguna medalla, pero por suerte todo eso que siento me sirve para seguir adelante e intentar superarme día a día.

-¿En ese momento sentiste que habías defraudado de alguna manera a la gente, sobre todo porque eras una de las grandes promesas de los Juegos?

-No sólo a la gente, sino a la Secretaría de Deportes, a los sponsors. Todos querían verme arriba del podio, pero la que más quería eso era yo. Sé que hay gente que piensa que a mí no me importó quedar afuera, de hecho así lo sentí, pero están equivocados. Es mucho el sacrificio que hice para un día, para ese día. Primero me defraudé a mí misma, en segundo lugar a mi hijo, que no lo podía creer y no paraba de llorar, y lógico que pienso que la gente se sintió defraudada, pero también creo que la mayoría entiende que el deporte tiene estas cosas, que las lesiones no se programan. Yo programo entrenamientos, torneos, marcas, pero no lesiones. Y si uno hace todo para poder prevenirlas está bien, pero ocurre que siempre vienen sin previo aviso.

-Más allá de las cosas que ya mencionaste, ¿sentís que tenés que mejorar algo en particular en base a los objetivos que te planteaste?

-Sí, la técnica. Hace 18 años que hago atletismo y mi preparación física es muy buena, pero el mayor problema está en mejorar la velocidad y la técnica. Si mejoro eso las cosas me van salir bien, además creo que me lo merezco.

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Alejandra sueña con estar en una final olímpica.

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