Año CXXXVI Nº 48180
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
Opinión
El Mundo
Escenario
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Campo
Educación


suplementos
ediciones anteriores
Salud 15/10
Autos 15/10
Turismo 12/10
Mujer 12/10
Economía 12/10
Señales 12/10


contacto

servicios

Institucional

 sábado, 18 de octubre de 2003

Charlas en el Café del Bajo

-Comienzo la charla de hoy con una frase de Tomás Moro, para referirme al brutal e incomprensible asesinato de este chico Germán Owsiansky, de 19 años, estudiante de psicología, cuya vida la acabaron por un par de zapatillas. La frase en cuestión dice así: "la realidad misma enseña que se engañan de medio a medio quienes opinan que la indigencia del pueblo es la garantía de la paz. En efecto: ¿Dónde hallas más pendencias que entre los mendigos? ¿Quién se aplica con más ahínco a transformar las cosas sino a quien la situación presente no agrada lo más mínimo? ¿O quien, finalmente, está poseído de una furia más audaz para subvertir todo con la esperanza de lograr algo, de donde sea, sino quien ya no posee nada que pueda perder?".

-Momentos después del trágico hecho, Candi, pasé por el lugar y me encontré con el juez Carlos Carbone y algunos oficiales de policía que estaban interiorizándose del suceso. Uno de los policías, al hablar de esta ola de violencia me dijo textualmente lo que sigue: "generaciones de chicos se han perdido por la cultura del porrón" y yo agregaría por la cultura de la droga, de la falta de educación, cultura y trabajo y tantas calamidades sociales. Muchos jóvenes ya no tienen nada que perder e incursionan en el delito.

-La muerte de este chico me ha afectado sobremanera, me ha afectado ver a su hermana por televisión con un Rosario colgado. Rosario de esperanza, Rosario de plegaria, Rosario de angustia, de impotencia e indignación, Rosario de hasta siempre. Este animal (y no lo digo en sentido peyorativo, porque es evidente que en una cultura como la nuestra hay seres que por imposición de las circunstancias involucionan mentalmente llegando hasta el límite de la irracionalidad) no sólo mató a un chico con propósitos, sueños, ideas y todo un futuro para disfrutar, sino que destruyó a una familia y angustió a todos aquellos a los que les importa la vida ¡Una vez más, una vez más! Pero me pregunto, Inocencio, y desmenuzando lo dicho por Moro: ¿Este ser, que no tiene nada que perder y que por ello no valora nada, es el único responsable?

-Yo diría que no. Aquí hace tiempo que la gente está reclamando mayor prevención en materia de seguridad y nadie hace absolutamente nada. No escuché a ninguna autoridad lamentarse por esta injusta muerte y anunciar que se mejorará la vigilancia. Ni autoridad municipal, ni autoridad provincial.

-Ni lo espere, porque están muy lejos de comprender el valor de la vida y el padecimiento del pueblo. La casta política está en la transa (como dicen los chicos) dirimiendo puestos, poder y cambiando figuritas. Mire, hace unas horas me encontré con unos camaristas penales amigos y hablando de este tema todos coincidieron en que era necesaria, como medida urgente, mayor presencia policial en las calles para disuadir al delincuente. Uno de ellos reconoció que por las noches ya pasea por el microcentro por temor. Las calles están en penumbras y desoladas. Y si esto ocurre en el centro de la ciudad ¿Qué no ocurrirá en los barrios?

-Pero el señor intendente Hermes Binner no parece advertir que hace falta mejorar la iluminación, porque la falta de ésta coadyuva y es cómplice de la delincuencia. El Estado provincial, administrado por el señor Carlos Reutemann, tenía o tiene un plazo fijo de más trescientos millones de pesos, según fuentes confiables, y no ha hecho nada para mejorar el aspecto de la seguridad. Y ya para ingresar a la cuestión de fondo: ¿Se trabaja con la urgencia que esta sociedad requiere en planes para desarrollar intelectos a través de la educación, de la cultura de las artes y del trabajo? No. ¿La mutación, la irracionalidad, entonces, son las únicas responsables de la barbarie? Concluyo que no.

-Bueno, amigo, tenemos lo que merecemos. Cuando nos tocaron los bolsillos salimos con las ollas, ahora nos siguen tocando los bolsillos de otras formas, manosean nuestra dignidad e impávidamente, resignados, asistimos al espectáculo. Este es el país, el marco cultural que tenemos y que consentimos. Le pregunto a usted: ¿En un país honorable acepta un profesional venerable asumir a su máximo tribunal en medio de cuestionamientos? ¿En un país honorable un gobernador electo acepta repartir cargos con el gobernador saliente? ¿En un país honorable se designan funcionarios teniendo como prioridad la condición ideológica? El príncipe de Holanda Johan Friso debió abdicar hace unos días a ser sucesor al trono por imposición del parlamento para poder casarse con Mabel Wisse Smit ¿Por qué? Pues porque esta mujer fue conocida (sólo conocida) de un supuesto hampón que ya murió. Aquí...

Candi II

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados