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 sábado, 18 de octubre de 2003

Jorge Arevalo: "Apostamos a la formación técnica"
Lo dijo el viceconsejero del País Vasco. Fue el camino elegido para salir de la crisis

Marcela Isaías / La Capital

En 1993, el País Vasco sufrió una crisis económica muy fuerte, la inversión en formación profesional -lo que aquí se conoce como educación técnica- fue la salida a la que se apostó en ese momento. "Invertimos más en conocimientos y en formación", precisó sobre esta primera idea el viceconsejero de Educación, Universidades e Investigación del País Vasco, Jorge Arevalo, durante la visita que la semana pasada realizó a Rosario. Según señaló el educador, con rango de viceministro, el desempleo descendió entonces de un 25% -registrado en 1995- a la cifra actual de 7,5%. También aseguró que quienes pasan por esta formación profesional se incorporan de manera inmediata al campo laboral.

Las palabras de Arevalo llegan en un momento más que oportuno para la Argentina: tanto el presidente Néstor Kirchner como su ministro de Educación nacional, Daniel Filmus, han asegurado en más de una oportunidad que la revalorización de la educación técnica es una de las metas del nuevo gobierno. También, en el mismo sentido se han pronunciado las autoridades que asumirán en diciembre próximo el gobierno provincial. El anuncio no es menor para el sector educativo, si se tiene en cuenta que justamente la educación técnica ha sido una de las más castigadas por la reforma educativa implementada con la ley federal de educación.

Arevalo llegó a Rosario, junto a una comitiva de funcionarios el País Vasco (ver aparte), para formalizar la entrega de 25 tornos paralelos a escuelas rosarinas.

-¿Por qué decidieron darle más importancia a la educación técnica?

-En 1993, el País Vasco sufrió una crisis económica muy fuerte, lo que se hizo entonces -para salir de la misma- fue valorar la formación profesional. Eso significó cambiar la visión: de invertir sólo en maquinarias y estructuras comenzamos a hacerlo en más conocimientos y en formación. Esto implicó mejorar los niveles de empleo. Otro ejemplo en Europa es Irlanda, que también apostó a la educación técnica y ahora muestra resultados magníficos.

-¿Con qué visión educativa es necesario sostener esta apuesta a la formación profesional?

-Ya no se trata sólo de formar técnicos (propiamente dichos) sino de brindar conocimientos basados en tres componentes: el cultural, el científico y el tecnológico. Cuando largamos este programa -para recuperar la formación técnica- teníamos magníficos torneros, pero que no podían situarse en otros puestos de trabajo porque no tenían conocimientos de base suficientes. Para que no vuelva a ocurrir esto, apuntamos ahora a que los trabajadores se formen y puedan reciclarse de manera fácil, es decir que si está obligados a cambiar de trabajo, esto no les suponga ningún problema.

-¿Cómo unen esta propuesta de formación a una visión humana de la educación, sobre todo cuando se habla de "seres humanos reciclables"?

-Con una concepción humanista. Tenemos clarísimo que el protagonista fundamental es la persona. Es verdad que están evolucionando mucho las nuevas tecnologías, las maquinarias, pero nosotros estamos seguros que la persona es quien las va a manejar porque es quien posee la inteligencia. En todo caso se trata de que pueda desarrollar al máximo su creatividad, que lo haga con la mayor exigencia y eficacia posibles.

-¿Cómo relacionan la formación profesional (educación técnica) y la universitaria?

-Una persona que estudió formación profesional puede estudiar cualquier carrera universitaria. Pero ahora hemos creado un acuerdo con la universidad para que a quienes estudien formación profesional y luego opten por la universidad se les reconozcan materias. Con eso animamos a las jóvenes a estudiar primero formación profesional y luego a seguir en la universidad. También el perfil profesional adquiere un valor añadido de conocimientos respecto de quien sólo asiste a la universidad.

-¿Más práctico?

-Claro. Por ejemplo, si un alumno aprende a manejar una máquina, a construirla, a conocerla por dentro y luego llega a ser ingeniero, seguro que sabrá mucho más. A nosotros nos llamó mucho la atención la actitud que tenían los ingenieros alemanes o japoneses, que al ver una máquina rota se quitaban la corbata y se decidían a arreglarla. Eso en España no ocurría. El ingeniero permanecía de traje mirando los proyectos que dirige, sin meterse en la máquina. Esa complementación que estamos buscando ahora es muy buena y mejora la formación.

-¿Cómo se refleja en números esta inversión en educación técnica que ha hecho el País Vasco?

-Los alumnos que egresan de la formación profesional se insertan en un 100 por ciento en el sector industrial, la inserción es menor, alcanza a un 72% en el área de servicios. Un sector también importante es el de la informática, donde la inserción laboral alcanza al 89%. Inserción, que por otra parte, es muy rápida, ya que no pasan más de seis meses de terminados los estudios para que los egresados comiencen a trabajar. Es un gran éxito.

-¿Qué lugar ocupa la formación profesional en el sistema educativo de su país?

-En este momento, un 50 por ciento de los alumnos opta por la formación, luego un 10 por ciento de los que pasan estos estudios seguirán en la universidad. Sucede que como consiguen trabajo prefieren continuar en el terreno laboral. El resto se inclina por la universidad directamente. De los 300 mil alumnos matriculados que tiene el País Vasco, unos 30 mil están dentro de la formación profesional (tienen entre 16 y 20 años). Hay que recordar que para poder hacer estos estudios hay que tener el secundario obligatorio terminado.

-¿Cuál es el tema educativo que más les preocupa ahora?

-La velocidad con que se dan los cambios en los sectores productivos. Que sea tan rápida no es tan bueno, pero también entendemos que debemos ponernos al ritmo de esos cambios. Ya no se trata de formar a las personas para que no estén desempleados, sino que puedan defender sus empleos actuales. En el País Vasco, la gente cada vez más joven queda fuera del circuito laboral, son las que no se han adaptado a las exigencias de las empresas. Esto nos produce un problema muy grave.

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"La insercion labora de los jóvenes es muy alta".

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