| sábado, 18 de octubre de 2003 | Historia de las vías navegables en el continente sudamericano El aprovechamiento de las hidrovías permite pensar en una nueva política de ocupación de espacios Rubén Arrascaeta Generalmente se acostumbra a comparar equivocadamente los fletes marítimos sin considerar el origen total de la mercadería. Debemos tomar en cuenta el flete interno, desde la producción al barco y, de esta manera, serán más significativas las ventajas del sistema del Plata comparado con el Amazónico.
En segundo lugar, desde el hinterland hidroviario estimado en 400 kilómetros, es inaudito despachar en camiones los cereales (por las distancias) a los puertos y no usar las hidrovías, y por más nacionalista que uno sea hay que destacar la faz económica. Esto es importante puntualizarlo si es que se va invitar a los gobernadores de los dos Estados brasileños lindantes, y vale la pregunta: ¿Estamos de acuerdo en "vender" el sistema del Plata?
Al margen de los costos de transporte, y contrariamente a lo que se supone, desde la colonización hubo interés por las vías navegables, siendo la franja costera atlántica la preferida para la ocupación de los espacios, motivo del poco uso de los sistemas hidroviarios. Históricamente hubo una marcada tendencia a relaciones tensas entre Portugal y España, que aprovecharon muy bien los lusitanos para defender mejor las ocupaciones, presionando sobre las bulas papales (máxima autoridad para países católicos en esa época) y correr la línea de Tordesillas, accionando con los bandeirantes para adueñarse de medio continente y obviamente la cuenca del Amazonas incluida.
Conviene destacar que la puja secular con hipótesis de conflicto fue superada, y hoy felizmente estrechamos lazos de amistad en aras de la integración regional. Para el caso sirve la opinión de Teresihna do castro, historiadora de Institutos Militares Brasileños, que dice: si los ibéricos en vez de la frontera esbozada en Tordesillas hubiesen tenido mejor noción de las tierras que dividían, se hubiesen repartido por cuestiones geoestratégicas las puertas de entrada del Amazonas y del Plata. Quiere decir que hay sobrados motivos para integrarse, más aún si conocemos la historia.
Los portugueses, eximios navegantes, conocían muy bien la navegación por los ríos interiores, único medio seguro de transporte para la época, tanto de personas como de cargas. Varios siglos antes de Cristo los fenicios ya operaban con algo parecido a zonas francas, lo mismo que griegos y romanos, y en la edad media los castillos que se construían a la vera del Rhin cobraban peajes al paso delas naves que transportaban mercaderías.
Desde el descubrimiento de la cuenca del plata, el veneciano Gaboto navegó el río Paraná y el Paraguay buscando las minas de plata. Posteriormente, Juan de Garay tuvo un objetivo más loable en 1580, poblar y abrir las puertas a la tierra. Y una región pobre y llana como nuestras pampas, que no tenía muchos atractivos para los conquistadores, cambió con la introducción de ganado, posibilitando la proliferación hasta alcanzar los 30 millones de cabezas en el siglo XVII.
Este ganado mostrenco o cimarrón, es decir sin dueños, era arreado en vaquerías y sacrificado, dando paso a una primitiva industria, la del cuero salado para su conservación y exportación a Europa en grandes cantidades. Parte de la carne se comercializaba como charqui y el resto se pudría en los campos, con el intercambio con otros países. Comenzó a tener importancia económica el puerto de Buenos aires, que a su vez contrabandeaba mercadería de importación sin pagarle impuesto a la corona española.
Los portugueses desde el comienzo vislumbraron la importancia futura de la cuenca del Plata y en 1680 fundaron Colonia do Sacramento, en lo que después fue territorio uruguayo, para disputarle el dominio de las cuenca a los españoles.
Para no continuar con una historia de disputas, conviene saber que las vías navegables, no sólo las marítimas, también de los ríos interiores, siempre fueron importantes como medio de transporte. Antes era el único medio, hoy el más económico. Hasta comienzos del siglo XX, desde el puerto de San Antonio (capital del caucho) se hacían 9 mil kilómetros navegando, saliendo por l desembocadura del Amazonas, viajando por el Atlántico, y entrando por el río de la Plata para llegar a Cuiaba (capital del estado), debido a que no se podían cruzar 1.300 kilómetros de selva inexplorada.
Hoy por razones económicas el 65% vive a no más de 200 kilómetros de una vía navegable. Entonces cabe la pregunta: ¿por qué no la usamos? La razón mayor se ve en los mapas demográficos. Los países sudamericanos tiene pocos habitantes y la mayor parte vive sobre las costas. Siempre hubo mejores condiciones económicas y de trabajo en los grandes centros poblados sobre los márgenes marítimos, el contro del continente está vacío, y este es un momento propicio para la ocupación de los espacios. enviar nota por e-mail | | Fotos | | La hidrovía es la clave del Mercosur. | | |