| miércoles, 15 de octubre de 2003 | Los últimos y duros años de un grande A partir del año pasado, la diabetes comenzó a jugarle una mala pasada a la ya minada salud de Javier Portales. A comienzos de septiembre último, el actor había sido internado por un pico de glucemia, tras haber sufrido un paro cardíaco.
La salud no le dio tregua en los últimos años. Primero le diagnosticaron dos hernias de disco y a partir de allí Portales entró tres veces al quirófano y soportó un largo tratamiento kinesiológico en La Habana, Cuba. En el medio, hasta debió soportar una operación en el estómago. Portales, que en 2000 ganó el premio Podestá por su labor en teatro, siguió peleando pese a la silla de ruedas. En aquel emotivo 18 de mayo el actor había llegado al Senado de la Nación en silla de ruedas a recibir el premio Pablo Podestá a la trayectoria. "La falta de trabajo puede ser una de las causas de esta recaída -había comentado su hijo Javier-. Eso lo afecta bastante y sabemos que la depresión va por dentro".
Tras el premio, Portales escuchó una de las propuestas que más esperaba: volver a trabajar en la pantalla chica, un lugar que no pisaba desde 1996, cuando acompañó a Guillermo Francella en "Un hermano es un hermano". La propuesta era protagonizar la comedia "¡Qué país generoso!", junto a Silvia Montanari, Rodolfo Ranni y Roberto Carnaghi. Se hizo una prueba piloto pero el programa nunca salió al aire. Su trabajo más reciente fue "Las mujeres del senador", una comedia que presentó junto a Susana Romero y Daniel Aráoz durante 2001 en la temporada de verano de Carlos Paz, justamente en la provincia donde había nacido, Córdoba. enviar nota por e-mail | | |