 | martes, 14 de octubre de 2003 | Siempre en el recuerdo "Si al último hombre de la República le preguntáis qué cree que haré con el poder, os contestará que haré escuelas" (parte del discurso pronunciado por Sarmiento al inaugurar la escuela modelo de San Juan). Nació en Carrascal, barrio pobre de la ciudad de San Juan, el 14 de febrero de 1811. El niño fue bautizado con el nombre de Faustino Valentín, en la intimidad de su hogar era llamado Domingo Faustino. De padre arriero y su madre, mujer de un temple extraordinario. Literato, estadista, soldado y por sobre todas las cosas maestro. Fue uno de los prepresentantes más preclaros de la cultura americana. Su colosal tarea tuvo por meta consolidar las bases de la actual Nación Argentina. El 11 de septiembre de 1888 a las dos de la mañana pidió a su nieto que lo pusiera en un sillón para "ver amanecer". Ha desaparecido su cuerpo, pero su espíritu siguió forjando el progreso. Dijo Carlos Pellegrini: "Fue el cerebro más poderoso que haya producido América". El epitafio, grabado en su tumba, fue dispuesto por él mismo y dice: "Una América libre, asilo de los dioses todos, con lengua, tierra y ríos libres para todos".
Gladys López Pianesi
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