| lunes, 13 de octubre de 2003 | Charlas en el café del Bajo -Usted sabe, Inocencio, que hemos publicado todas y cada una de las cartas que nos han enviado los amigos de este bar, imponiendo como condición únicamente el marco del respeto. Esta vez nos escribió un joven militante del radicalismo, específicamente de Convergencia Radical, el sector que lidera Horacio Usandizaga. Creo que vale leer la carta sobre la que haré sólo una pequeña reflexión al final. Dice así: estimado Candi: escribo estas líneas fundamentalmente porque encontré desde hace tiempo en vuestra columna un espacio donde las opiniones son no necesariamente "políticamente correctas" y contestes con lo que parece pensar la "mayoría de turno"", lo que hacen que sean creíbles. En consonancia con lo antes dicho, me parece honesto de mi parte contarles quien soy y por qué le escribo sin encubrirme en seudónimos o esquivando el tema con otras cuestiones. Tengo veintinueve años y desde hace más de cinco comencé a militar en las filas del movimiento Convergencia Radical. La razón por la cual me involucré en política, aparte de mi deseo de cambiar las cosas, fue un curso de dirigentes organizado por Diego Sueiras, integrante de dicho movimiento. Estos años viviendo desde adentro la política, me llevan a la conclusión de que la misma no es más que un reflejo de la conducta y la idiosincrasia de los habitantes de nuestro país, sólo que ésta puede ser reflejada por los medios, mientras que la actuación de muchos otros de los argentinos queda en el anonimato. Aunque nos duela, existen los malos, los buenos, los leales, los traidores, los capaces, los ineptos, los honestos, los deshonestos, etcétera".
-Es cierto.
-Sigue: "Se publicaron dos noticias que me causaron indignación: la primera es la que refiere a una gresca ocasionada en un plenario del partido radical en Santa Fe, en donde se trenzaron a golpes integrantes de un sector del partido que concurrió a las urnas el pasado 7 de septiembre junto al socialismo. No hace falta, creo, explicar por qué me indigné ante la lectura de esto: ustedes ya desde hace tiempo vienen corriendo el velo que tapa los acuerdos entre ese sector del radicalismo y los socialistas (hoy también segmentados e inundados en reproches recíprocos). Sin dudas con estas acciones, sumadas a las idas y vueltas del intendente Binner para ocupar un cargo en el ámbito del gobierno nacional, queda bien claro quienes fueron los famosos "funcionales" a la hora de las elecciones ¿O acaso Kirchner y Paulón no son peronistas? La otra noticia, se relaciona con ésta cuando se habla de que Diego Sueiras no es querido en el partido. Yo pregunto: ¿Quién es el "querido" y cuáles son los parámetros de amor con los que mide el "anónimo informante"? Sueiras fue designado candidato a diputado nacional, por aclamación, en un plenario al cual asistieron todos los delegados y referentes de las distintas seccionales de Rosario. Durante todos sus años de militancia en el partido ocupó diferentes cargos comenzando como delegado de la juventud de su seccional hasta ser convencional nacional. Pero lo que me parece más importante destacar de su trayectoria es su coherencia ideológica y su labor para que muchos jóvenes se acerquen a la política. Estos son caminos que muchos de los que se "creen queridos" no pueden marcar. Como yo soy uno de esos jóvenes, siento la obligación de expresar lo que pienso, porque creo que esta es la forma de cambiar las cosas, dando la cara y comprometiéndose con las ideas, al margen de que las mismas hagan ganar o perder elecciones. Esto no pretende ser una defensa ni mucho menos, puesto que no es necesaria, sólo una expresión diferente a la que se publicó, que no hace mas que reflejar un hecho de la realidad sobre la persona de Sueiras. Aunque ser honesto y capaz en política a veces tenga estos costos no tan beneficiosos. Gracias. Eduardo Hiriart".
-Tengo pendiente, además, una carta de un amigo, Bressán, que por un lado nos halaga y por otra nos critica por ser demasiados duros con Reutemann (aspiramos a publicar la carta cuanto antes) y aquí viene mi pequeña reflexión: no sé, Eduardo, si somos creíbles, no sé si alguna vez tuvimos razón en lo que planteamos políticamente. Sí sé que a una altura de la vida (muy lejos de tus 29 años) terminamos comprendiendo que el único compromiso que debe sostener el hombre es con Dios, con el prójimo y con la propia conciencia. Todo lo que decimos y hacemos (aunque haya quien no lo crea) lo decimos en función de ello. Sería muy bueno que siguieras adelante a pesar de tantos tropiezos e indignaciones, a pesar de tanta prostitución política y de todo tipo. La humanidad necesita jóvenes que se comprometan por un mundo mejor desde donde sea.
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