| lunes, 13 de octubre de 2003 | Espíritu deportivo A raíz del desarrollo alcanzado por el deporte en el siglo XX se hizo común la división entre deportistas profesionales y amateurs. A medida que el hombre descubrió que ciertos torneos y competencias podían atraer multitudes y producir extraordinarios beneficios económicos, el dinero pasó a ocupar un lugar preponderante en el deporte, reduciendo considerablemente el ámbito del amateurismo. Profesionales son aquellos que han aprovechado la importancia social del deporte y procuran ganarse la vida y asegurarse el porvenir explotando sus habilidades corporales. En el año 1850, "The Punch" (o The London Chavari, semanario ilustrado británico que se editó desde 1841 hata 1992) publicó esta definición: "Deportista (sportman) es aquél que no solamente ha vigorizado sus músculos y desarrollado su resistencia por el ejercicio de algún gran deporte sino que en la práctica de ese ejercicio ha aprendido a reprimir su cólera; a ser tolerante con sus compañeros; a no aprovechar una vil ventaja; a sentir profundamente como una deshonra la mera sospecha de una trampa y a llevar con altura un semblante alegre bajo el desencanto de un revés". Las competencias deportivas serían diferentes si se regresara a este espíritu, preservando su carácter noble y caballeroso.
Carlos Alberto Parachú
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