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 domingo, 12 de octubre de 2003

Retrato de un rosarino involucrado por la Justicia en la causa Amia
Carlos Lelli, un personaje enigmático del que todos hablan hoy en Armstrong
El ex diplomático se ufanaba de su amistad con Menem y hacía ostentación de su crecimiento económico

Walter Gasparetti / La Capital

Enigmático, adulador y algo altanero para vivir en una ciudad de 10.000 habitantes en donde todos se conocen. Así definen en Armstrong al fallecido Carlos Alberto Lelli, ex agregado cultural de la embajada argentina en Irán y de quien se sospecha que fue el enviado de Carlos Menem para que gestione un soborno de 10 millones de dólares para desvincular a ese país asiático en el atentado perpetrado en la sede de la Amia, en el que murieron 85 personas.

Lelli llegó a Armstrong -localidad ubicada a unos 100 kilómetros al oeste de Rosario- cuando comenzó una relación amorosa con Margarita Santilli, con quien se casó a principios de los 80. Los memoriosos recuerdan haberlo visto viajar, en ese entonces, desde Rosario, de donde era oriundo, en un desvencijado Citroën 3CV.

Esa imagen de hombre de clase media sufrió una rápida transformación pocos años después, curiosamente luego de haber sido designado cónsul honorario de Cabo Verde en Rosario. Quienes observaron esa metamorfosis recuerdan que comenzó a cambiar las camisas por los trajes y a mejorar la calidad de los automóviles que usaba.

Las descripciones recabadas en Armstrong sobre Lelli lo sindican como una personal de bajo perfil y poco amante de las reuniones sociales, pero lo que más llamó la atención fue su bienestar económico, que le permitía realizar permanentes viajes al exterior.

"Quizás ahora estamos hablando más de él que cuando fue funcionario del ex presidente Menem. Como se trataba de una persona poco integrada a la vida social, estaban quienes lo respetaban y quienes le tenían desconfianza", expresó a La Capital otra de las fuentes consultadas.

Los comentarios se multiplicaron a partir de los dos allanamientos realizados el pasado miércoles en el que fue su domicilio particular (Roldán al 1600) y en el de sus suegros (San Martín al 1800). Los operativos conmocionaron a los pobladores, a tal punto que el caso Lelli es casi un tema obligado de conversación.

Las principales dudas sobre el rosarino se generaron tras los cambios que tuvo a partir de lo que llamaron una "explosión económica". "Fue tan notable -confió un abogado de Armstrong- que llegó a tener una avioneta propia, que él mismo piloteaba". El aeroplano era celosamente guardado en un hangar construido en el campo de la familia Santilli.

A mediados de la década pasada tuvo incidentes con dos mutuales en las que había depositado 800.000 dólares. Al parecer, estas entidades tuvieron una crisis que complicó la devolución de los depósitos, que finalmente restituyeron a Lelli con dinero y una serie de propiedades.

"El contaba que ese dinero provenía de un negocio que había realizado, pero jamás daba precisiones sobre sus movimientos. Siempre estaba en el exterior y tenía una pésima relación con el intendente Fernando Fischer, con quien supo mantener discusiones políticas", relató una fuente cercana a Lelli.

Otra de las características que llama la atención es que Lelli solía concurrir a bares céntricos a tomar café y luego retornaba a su casa caminando. Un heladero recordó haber visto estacionado su Alfa Romeo varios días enfrente de su negocio. Sin duda, otro de los enigmas.

Lelli era egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Solía comentar en Armstrong que hablaba varios idiomas, sin embargo sus conocidos más íntimos aseguran que jamás habló farshi, el idioma iraní, y conjeturan que el cargo que desempeñó en Teherán (fue nombrado en abril del 92, un mes después del ataque a la Amia) fue una devolución de favores por la amistad que su hermano, Jorge Lelli, tiene con el ex presidente Menem.

"Creo que Carlos no tenía el perfil de su hermano, ni tampoco el compromiso político que lo llevó en el año 82 a decir que el riojano iba a ser el futuro presidente de los argentinos", señaló un viejo político de la ciudad.

El accidente automovilístico que le costó la vida en agosto del 2000 es otro de los aspectos que encierra dudas para quienes lo conocían. Un militante del PJ -que prefirió hacer reserva de su identidad- opinó que Lelli era "muy prudente para manejar y que unos minutos antes de la colisión con un camión llamó por teléfono a sus familiares".

Los restos del ex agregado cultural están en un panteón de la familia Santilli en el sector este del cementerio de Armstrong. La duda sobre si efectivamente se trata de Carlos Lelli podría ser develada en los próximos días si el juez Juan José Galeano ordena la exhumación del cadáver.

Pero esta decisión esta supeditada al resultado de pericias. La abogada querellante de la Daia, Marta Nercellas, dijo a este diario que las pruebas están centradas en las huelas digitales del Registro Nacional de las Personas y de la Policía Federal.

"La familia no tiene dudas de la identidad del muerto y tampoco la tienen los empleados de la funeraria de una cooperativa local, quienes recuerdan a los familiares haciendo un reconocimiento del cadáver", dijo otro de los habitantes consultados.

Robusto, de estatura mediana, con barba y cabello canoso, Lelli se decía amigo de Menem (lo repetía en cada charla de café) y supuestamente tenía contacto directo con las autoridades de Irán. Este último aspecto quizás sea el más recordado de este personaje por la difusión de una entrevista que la televisión de Armstrong le realizó en el año 1992.

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Dudas y misterios en torno a Carlos Lelli.

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