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 domingo, 12 de octubre de 2003

El cazador oculto
La buena fortuna de los vampiros

Ricardo Luque / La Capital

El mundo ya no es lo que solía ser. Y, mal que les pese a los nostálgicos empedernidos, todo tiempo pasado no fue mejor. Diferente sí, pero mejor, difícil. Lo que si había antes, al menos en el mundo del cine, era justicia. Porque para que el héroe de una película de vaqueros se quedara con la chica como mínimo tenía que haber vencido al villano en un duelo al sol. Y el beso que coronaban las enormes letras blancas que dibujaban la palabra "fin" en la pantalla era el merecido reconocimiento de su proeza. Pero, lamentablemente, las cosas cambiaron. Ahora, en aras de vaya uno a saber qué ridículo afán de cambiar por cambiar nomás, el sistema de premios y castigos de Hollywood fue a dar a la basura. Ahora basta que a un guionista trasnochado se le ocurra escribir en un papel "se besan" para que cualquier hijo de vecino le estampe un tremendo besucón en la boca a la estrella del momento y todo ante la mirada atónita de la platea que queda sin entender razones. Porque, mal que le pese a Corín Tellado, las razones del corazón no son razones. Por eso los esfuerzos de Gustavo Postiglione por explicar por qué en "Tremendo amanecer", la película que comenzó a rodar este fin de semana en Rosario, pautó un beso entre el protagonista, un vampiro sediento de sangre, y su víctima y eternamente enamorada. Pero eso, que no es más que una vuelta de tuerca más (y van...miles) a la historia de Drácula, no está mal. No. Nada de eso. El problema es que al vampiro lo encarna Coki Debernardi, sí, el indomable rockero cañadense que gracias al éxito de Punto G se forjó una carrera artística que desde hace años cae lenta, y a la víctima, Jazmín Stuart, sí, la blonda y carilinda ex novia de Andy Kusnetzoff que encendía de deseo la pantalla cada vez que aparecía, como la ahijada de Roberto Sánchez, en "Son amores". Un sinsentido que encendió la ira de los hombres de buena voluntad que habitan el suelo rosarino. Porque, como bien apuntó en el furioso comunicado de repudio que emitió el Bob Galan Club, Coki no la merece. Porque no es un galán ni nada que se le parezca. Antes esto no pasaba.

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