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 domingo, 12 de octubre de 2003

Padres sustitutos. Algunas personas están en lista desde hace cuatro años
Más de 700 parejas esperan para adoptar en los Tribunales
El juez de menores Jorge Cartelle asegura que "no hay tantos chicos abandonados como la gente cree"

Eugenia Langone y Carina Bazzoni / La Capital

Martín y Laura están juntos desde hace más de diez años y se casaron hace cinco. Pasaron por varios tratamientos de fertilidad antes de decidir adoptar un hijo. Y desde 1999 integran la lista de espera del Registro Unico de Adopción de los Tribunales de Rosario, donde ya hay anotados 725 pedidos. Año a año el padrón se incrementa con más de cien nuevas solicitudes, pero las guardas que se concretan en los juzgados de menores rara vez superan las 20 anuales. En cambio, en los Tribunales Colegiados de Familia la entrega directa de bebés es más frecuente. Sólo en el 2002 se presentaron 119 casos.

"El problema es que no hay chicos", explica a La Capital el juez de menores Jorge Cartelle. "La gente habla de la cantidad de chicos abandonados que hay, pero jurídicamente no están abandonados. Son chicos que limpian parabrisas en los semáforos y piden limosna, pero que tienen su grupo familiar y no hay denuncia de abandono porque poseen un continente afectivo", continúa.

El caso de Ana Paula, la beba de sólo tres días que dos cirujas encontraron la noche del lunes pasado en un contenedor de residuos a seis cuadras del Hospital Centenario, abrió nuevamente el debate sobre las adopciones cuando los juzgados recibieron una veintena de llamados con ofrecimientos de adoptar a la beba. Pero en Tribunales aseguran que rara vez aparecen casos como éste y más aún, aseguran que a lo sumo es uno por año.

La mayor parte de los bebés que se dan en adopción llegan acompañados de sus madres, generalmente mujeres solas que inscribieron los niños con su apellido. Si la mamá es mayor de edad basta con su autorización para iniciar el trámite de adopción. Pero si tiene menos de 21 años, además se necesitará la firma de sus progenitores.

Además, pueden aparecer casos en que los padres pierdan la patria potestad, y al no existir un familar cercano para otorgarle la tenencia el menor entrará en condición de ser adoptado. Lo mismo sucede cuando el juez declara al menor en estado de abandono.

En 16 años como juez de menores, Cartelle ha visto muchas de estas situaciones. "Las más frecuentes son de padres que ofrecen su consentimiento. La privación de la patria potestad es un juicio excepcional. La mayoría son madres jóvenes, desde chicas menores hasta mujeres de 30 años. Y generalmente están solas. No siempre es el primer hijo, a veces tienen otros chicos y reconocen que no pueden criarlo, lo que no deja de ser un acto de amor, un acto de desprendimiento", asegura.


Ardiente paciencia
El año pasado se preinscribieron como adoptantes 147 personas. Pero si en los juzgados de menores de Rosario reciben algún bebé en condiciones de ser adoptado, recién se convocará a las parejas inscriptas en 1999. Y quienes pretenden adoptar un segundo hijo están anotadas desde 1996.

Pero hay una forma de acotar esta espera. La ley de adopción (24.779) sancionada en 1997 prohíbe en forma explícita "la entrega en guarda de menores mediante escritura pública o acto administrativo", trámite que antes se realizaba frecuentemente cuando una pareja decidida a adoptar contactaba una persona dispuesta a cederle a su hijo. Ahora, este acuerdo entre padres biológicos y adoptantes se puede realizar frente a un tribunal de familia. Técnicamente, el proceso se conoce como "entrega directa" y las adopciones realizadas de esta forma superan ampliamente las gestionadas en los juzgados de menores.

De acuerdo a datos de la mesa de entrada única de los tribunales colegiados, en los tres juzgados de familia de Rosario se tramitaron el año pasado 119 adopciones de este tipo.

En los dos casos, los requisitos que deben reunir los adoptantes son los mismos: ser mayor de 30 años, a excepción de que se trate de parejas que llevan más de 3 años de casadas o acrediten imposibilidad de tener hijos. También deberán completar una carpeta con fotocopias de sus DNI y libreta de matrimonio, certificados de buena conducta, de salud y de trabajo, una foto de cada uno, y dos testigos que acrediten su voluntad de adoptar, entre otros documentos. Pero además los futuros adoptantes deberán sortear un informe ambiental que realiza una trabajadora social y un informe psicológico.

Después, tendrán al menor a su cargo en lo que se llama una "guarda preadoptiva" y seis meses más tarde podrán comenzar el juicio de adopción.


Del lado del chico
Estela Berrettoni es una de las tres mujeres que reciben a los futuros adoptantes que se inscriben en el Registro Unico de los Tribunales de Rosario y conoce de sobra la ansiedad y la angustia que acompaña a quienes emprenden el camino a la adopción.

"Es duro -asegura- pero nosotros tenemos que centrarnos en el lugar de los menores y velar por ellos. Porque si nos ponemos del lado de quienes quieren adoptar terminamos pensando como ellos y repitiendo aquello de «con tantos chicos que hay en la calle». Pero también están las familias biológicas y su derecho de criar a los niños".

En los casi cuatro años que trascurren entre que las parejas completan las carpetas de adopción y que son convocadas por el juzgado de menores para recibir un bebé pasan muchas cosas, y algunas hasta llegan a cambiar su decisión.

"Cuando en el juzgado recibimos un chico en condición de ser adoptado empiezo a llamar a quienes están primeros en la lista del año 99, pero encuentro que algunas lograron quedar embarazadas o adoptaron en otras provincias", cuenta Berrettoni.

Y quienes aún siguen en carrera, tendrán una entrevista en la que recibirán una de las mejores noticias de sus vidas. Tal es así que en su experiencia como juez de menores Cartele asegura: "Es lo más gratificante que uno vive aquí adentro. Cuando uno les dice que hay un niño para ellos es un momento emocionante, la sensación de plenitud que transmite esta gente es transferible, la sensación de felicidad es tal que uno la puede sentir y hasta llega a emocionarse".

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