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 domingo, 12 de octubre de 2003

A vos Pablo, por tu coraje y tu valor

Tu sentido de solidaridad era muy grande, tan grande que por salvar a una persona de morir quemada, se fue la tuya, porque ella misma te la quitó. Tu abuela se consuela diciendo que eras un "elegido" y lleva orgullosa tu foto, diciendo éste era mi nieto. Tu mamá llora y se abraza a un buzo tuyo con la mirada perdida murmurando ¿dónde estás hijito?, tus hermanitos te extrañan. Si tu madre pudiera entender que con este acto heroico la estás honrando a ella que es de tan buena madera como vos, pero el dolor que siente hoy la tiene anestesiada. Hace tiempo tomaste el rol de padre de tus hermanos creciendo de tus manos en tus brazos, llevabas en el sillón de ruedas a tu hermano discapacitado que hoy pregunta ¿dónde está Pablo? Eras un chico pobre pero dotado de un gran corazón, no tenías maldad alguna, ni resentimiento. Recordamos en tu cara angelical tu hermosa sonrisa y tus ganas de vivir. Esa trágica noche fue terrible y dolorosa, nos llevó a todos los que te conocíamos, a un ser humano maravilloso. Recién empezabas a desplegar tus alitas en esta vida que hoy tenemos que transitar sin tu presencia. El 19 de octubre cumplirías 19 años y estaremos junto a vos espiritualmente. Porque esa noche por salvar a un hombre de morir quemado te mató pensando que eras un ladrón. Confiamos en la magistrada que tiene la causa que no deje que este hombre vuelva a esa casa y que camine por tu misma vereda. Que piense en tu mamá y en tus hermanitos, en el dolor que les causaría verlo nuevamente. Si algunos de los jóvenes tomaran tu ejemplo de vida no habría tanta violencia y delincuencia porque morir para salvar a otro no es muy común en este mundo lleno de destrucción en que vivimos. Tu caso ha soprendido a la gente y nos enorgullece que hayas estado del lado bueno porque eras un chico con muchas carencias, con los mismos deseos de cualquier adolescente, sólo que otros consiguen las cosas de otra manera y vos te conformabas con muy poco, sin lastimar a nadie. Como eras un sol seguro que estarás iluminándonos a todos los que te amamos y a los que no también porque el rencor en vos no existía. Esta despedida es muy triste y distinta porque no te volveremos a ver jamás, solo vivirás en nuestros corazones y en el recuerdo de estos casi 19 años que compartiste nuestras vidas. A vos, Romina, sé que Pablo te diría: mami, si de noche llorás porque el sol no está las lágrimas te impedirán ver las estrellas.

Tu abuela Norma y Marisa

Garbagnati, DNI 5.701.179



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