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 domingo, 12 de octubre de 2003

Lecturas. Tras los gestos mínimos
Narrativa.Varia imaginación.Sylvia Molloy.Beatriz Viterbo Editora.Rosario, 2003.108 páginas.

Rubén A. Chababo

Hasta no hace muchos años atrás, y a pesar de ser autora de una obra intensa, Sylvia Molloy era lo que comúnmente se conoce como una escritora secreta. Hacia finales de los años setenta y comienzos de los ochenta dio a conocer uno de los más brillantes libros de ensayos dedicados a Borges y "En breve cárcel", una novela dura y exquisita que se convirtió en un verdadero tótem para los apasionados en estudios de género. Entre aquellos años y este comienzo de milenio, la obra de Molloy fue creciendo y captando progresivamente más lectores hasta el punto de convertirse en un nombre referencial e ineludible de la literatura y la crítica contemporánea. "Varia imaginación" se titula el último libro que acaba de dar a conocer esta autora que vive a medias entre Buenos Aires y los Estados Unidos.

Una serie de textos breves que en verdad se parecen a fulgurantes destellos de memoria en los que Molloy recrea con poderosa intensidad poética las formas de mundos propios ya desaparecidos y en los que siempre ella -de niña, de adolescente, de adulta- oficia como privilegiada testigo y protagonista. Si se quiere, "Varia imaginación" puede ser leída como los restos dispersos y sin hilvanar de una autobiografía en la que una minuciosa labor arqueológica permite desempolvar historias agazapadas en las ruinas del pasado. Son textos que hablan de tiempos idos, de voces ya ausentes que sirvieron para construir las imágenes de un mundo, como esas que invadían la casa paterna cruzadas entre el español rioplatense y las frases ceremoniales de un inglés del imperio. O como esas otras en las que se recuerda de qué modo el idioma extranjero -en este caso el francés- ofició de puente y enlace para introducirse en el mundo de las pasiones amorosas.

"Varia imaginación" reúne el recuerdo y la historia genealógica en el sentido menos tradicional del término, algo que se hace evidente en aquel destello narrativo en el que se va tras las historia de un gesto que la madre acostumbraba a hacer y que supo traspasar el tiempo para llegar hasta el presente. Recuerdo de los gestos de esa misma madre en la mesa de la cocina y más aún, de los silencios fuertes que la autora evoca como más estridentes que cualquier palabra dicha.

El lector que entre a "Varia imaginación" querrá que el breve libro que tiene entre las manos no termine, que los relatos se prolonguen, que Molloy siga pulsando esas escenas pretéritas, y ante esa imposibilidad, volverá a releer cada texto y a confirmar hasta qué punto las historias allí condensadas le son en algún sentido propias. Molloy sabe esto cuando evoca en uno de los textos el universo de palabras ya esfumado por el uso corriente y que era propio de una época, las décadas del cuarenta y del cincuenta. Palabras que organizaban el mundo doméstico de las mujeres y que al ser enunciadas nuevamente hacen emerger la intensidad de ese universo.

En este sentido, "Varia imaginación" dialoga secretamente con "Infancia en Berlín", ese maravilloso texto de Walter Benjamin en el que una ciudad, una época, una identidad personal y urbana son recreadas a través de la artificiosa labor de la memoria y la escritura

Sin lugar a dudas y cuando se haga el balance de lo editado este año en nuestro país, "Varia imaginación" será calificado como uno de los mejores textos de ficción narrativa aparecidos en el 2003. Algo que merecerá y merece desde ya un reconocimiento para Beatriz Viterbo editora, una casa editorial con base en Rosario, que ratifica con esta nueva entrega la impecable calidad de su catálogo y la exquisitez de sus elecciones.

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Sylvia Molloy pulsa escenas pretéritas.

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