| domingo, 12 de octubre de 2003 | Lecturas. Un recorrido por la obra de Copi Inusuales personajes de lápiz Ensayo. Copi: sexo y teatralidad.Marcos Rosenzvaig.Editorial Biblos.Buenos Aires, 2003.167 páginas. Fernando Toloza / La Capital El libro de Marcos Rosenzvaig sobre Copi es un pormenorizado recorrido por la obra de un escritor que no deja de suscitar interés por ser —como lo define en el prólogo del volumen Noé Jitrik— un enigma. Enigma que se relaciona con la dificultad de clasificar su obra y con el hecho de que en su mayoría haya sido publicada en francés y haya llegado a la Argentina principalmente vía España, por lo cual siempre parece haber una obra nueva de Copi para descubrir en castellano. Además del interrogante que despierta el cambio de lengua en un escritor.
Marcos Rosenzvaig (1954) es licenciado en letras y doctor en filología, autor teatral e investigador de la escena, y entre otros ha escrito sobre Tadeusz Kantor. Su abordaje parte de un descubrimiento: los personajes de Copi no son como los del teatro tradicional o el de vanguardia, sino que aportan algo inusual. Sus personajes para el teatro están dibujados, Copi —según Rosenzvaig— dibuja los actores, piensa a los personajes desde ese sitio y esto abre un abanico de posibilidades nuevo e imprevisible.
Contextualización El trabajo de Rosenzvaig propone una importante labor de contextualización de las obras de Copi sin circunscribirse sólo al teatro. Traza un panorama de la mirada tradicional y reductora de algunos temas que Copi aborda en su obras y luego expone la forma en que el autor se relaciona con esas visiones aceptadas. De esa manera, Rosenzvaig no duda en recurrir a la antropología (descripción de ritos y costumbres de pueblos y minorías), a la historia, a ciertas explicaciones teñidas de psicoanálisis, al existencialismo, entre otros. El método a veces da resultados, pero en otras ocasiones parece alejar el interés del libro, como si el ensayo tomase rumbo hacia un sitio diferente.
Muchas veces las remisiones de Rosenzvaig a otras regiones de la teoría y de la historia se relacionan con un intento de marcar cómo se formaron determinados dispositivos de control y de pensamiento que aún funcionan en el siglo XXI y que estaban en el horizonte desde el cual escribía Copi.
Aparte de marcar la lógica de esos dispositivos, Rosenzvaig también logra poner en vinculación a Copi con toda una cultura proveniente de sectores no precisamente de lo que podría llamarse "alta cultura". A la par, estudia de manera enriquecedora las diferencias entre Copi y Jean Genet, en uno de los puntos más logrados del trabajo, que tiene una fuerte impronta universitaria aunque en sus contactos con el cine, especialmente, se enriquezca un poco lo monotemático de ese discurso.
El autor señala dos rasgos fundamentales de diferencia entre Copi y Genet: el humor y el hecho de no creer en nada sagrado, esto último una tendencia clara en la obra de Genet, que postulaba un hundimiento en las miserias como una forma de santidad. Degradación para, en el fondo, hallar lo sagrado. Copi ignoraba lo sagrado. En su universo no hay nada sagrado, y nada es lo que es, de allí su inmensa teatralidad, de acuerdo con Rosenzvaig.
Entre otras de las virtudes del libro se cuenta su objetividad. En general Rosenzvaig mantiene bajo control el culto de Copi y evita que éste trastorne el discurso que lo analiza. Rosenzvaig expone el valor de la obra, su singularidad en el mundo del teatro y la literatura, pero nunca es condescendiente ni discipular.
Quizá este estudio deje flotando la relación de las obras teatrales de Copi con su obra de historietista. Más allá del principio general y productivo de que Copi dibuja a sus actores, no hay análisis de las relaciones entre el cómic y las novelas, cuentos y obras de teatro. Tal vez, una deuda pendiente.
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