| jueves, 25 de septiembre de 2003 | Efectos previsibles de la crisis social Marcos Juárez es una ciudad de unos 30.000 habitantes que reproduce, en menor medida pero con idéntica virulencia, los problemas que atraviesan otras ciudades con mayor cantidad de población, como Rosario. Los graves problemas sociales que se desencadenaron como consecuencia de la crisis calaron hondo en esta comunidad y lo sucedido con las drogas y el alcohol se puede enmarcar dentro de los efectos previsibles.
La desconfianza hacia la institución policial, la postura de las autoridades de quitarle importancia al tema por las consecuencias políticas en que el asunto puede derivar, y la constante duda de sus habitantes sobre el desempeño de la Justicia, son apenas algunas cuestiones que se pueden observar con sólo recorrer esta importante urbe cordobesa y dialogar con sus habitantes.
"En esta ciudad los jóvenes de buen poder adquisitivo se mezclan con los que provienen de familias humildes y los fines de semana se puede observar cientos de chicos caminando por el centro, haciendo una vida sana", alegó ante La Capital Angel Russo, el director del hospital. Es probable que el hecho emergente que ameritó esta cobertura periodística sea aislado y que la juventud local -como dice Russo- goce de buena salud, en su más estricto sentido literario. Sin embargo, el episodio debe ser interpretado como una alarma en el contexto social de la comunidad.
De hecho, algunos lo han interpretado de esta forma. El más explícito fue el médico Mario Ardid, quien no escatimó reparos en calificar a cierto sector de la comunidad como hipócrita. Y aunque no lo dijo en forma explícita se refirió a que muchos pobladores prefieren tapar la suciedad con una alfombra sólo para ocultarla de la vista de los demás. enviar nota por e-mail | | |