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 jueves, 25 de septiembre de 2003

Arrecian las dudas sobre cómo está realmente
El Vaticano parece haber regresado a su política de silencio. Pocos creen las explicaciones de los voceros

Peer Meinert

El Vaticano no ha dado detalles del empeorado estado de salud de Karol Wojtyla. Tan sólo unas pocas horas antes de la audiencia, el portavoz, Joaquín Navarro-Valls, daba a conocer escuetamente: "Debido a un problema intestinal sufrido en la tarde del martes, el Santo Padre no tendrá audiencia general, por consejo de su médico". Ni una palabra aclaratoria más.

¿Ha regresado el tradicional secretismo vaticano? Los creyentes de todo el mundo se preguntan: ¿Cómo está realmente el Papa? La inseguridad es grande. Todos saben que el Sumo Pontífice está gravemente enfermo, pero con la política informativa que lleva, el Vaticano contribuye a reforzar esta inseguridad. No se sabe qué citas mantendrá el Papa en los próximos días y cuáles cancelará. Y lo más importante: ¿qué va a pasar con las celebraciones por el 25 aniversario del pontificado, a mediados de octubre? ¿No se convertirán en una ceremonia de luto en vez de alegría?

Si bien no es la primera vez que Juan Pablo II cancela un compromiso, lo cierto es que es algo extremadamente inusitado. "Precisamente el contacto directo con la gente ha sido hasta ahora siempre la gran fuerza de este Papa", explica un especialista. Hasta el momento, Juan Pablo II habló con sus creyentes incluso "cuando estaba muy mal". Otra de las preguntas que surgen es qué va a pasar ahora.

"Los Papas no enferman, los Papas mueren", dice un refrán romano. Es decir: mientras viva, no se habla sobre el estado de salud de un Papa, sólo se da a conocer su muerte. Y todo parece indicar que la Iglesia católica está volviendo a esta vieja práctica. El Vaticano no ha confirmado ni siquiera oficialmente que Juan Pablo II padece el mal de Parkinson.

Así que no sorprende demasiado que las voces del Vaticano que aseguran que "no hay motivo alguno de preocupación" no tranquilicen a muchos. Sobre todo después de la visita a Eslovaquia hace dos semanas, cuando Juan Pablo II ni siquiera pudo pronunciar discursos y sermones cortos. En Bratislava, a ratos el Sumo Pontífice incluso parecía estar ausente.

"No mecanismos para sustituir a un Papa si éste sufre perturbación crónica, está senil o en coma", escribió hace tiempo un estadounidense experto en el Vaticano. Hasta ahora Juan Pablo II ha descartado indignado la posibilidad de retirarse, tal como lo ve el Derecho Canónico. (DPA)

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