Artesanos textiles hacen los deberes en técnicas comerciales y de producción

Cuarenta productores trabajan en un plan de capacitación provincial, con apoyo del Inti y la UNR

Cerca de cuarenta productores textiles de la provincia participan de un programa de capacitación que organiza el Ministerio de la Producción provincial, con capacitadores de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti).

La Capital presenció una jornada efectuada en el Acuario municipal, en la cual los emprendedores pudieron acceder a contenidos sobre las distintas formas de procesar telas, confeccionar diseños y producir hilados, desde técnicas artesanales milenarias hasta formas nuevas.

La provincia busca con estas acciones difundir los pequeños emprendimientos y consolidar formas asociativas para apuntalar una corriente de producciones alternativas, así como abrir líneas de crédito y planear una posible marca de origen.

Desde la UNR la preocupación está en los estándares de producción. "Es muy importante para estos emprendedoros tener una idea de los talles. Qué es un X, un XL o Medium. El tema de la medida es fundamental, de esta forma se regulariza una cuestión importante en el sector indumentaria" explicó Enrique Dreyfus, de la Facultad de Ingeniería.

Dentro de las realidades de los productores se encuentran distintas experiencias, desde fundaciones y ONG's que hacen trabajos comunitarios en la cuña boscosa santafesina, hasta amas de casa que como emergente de la crisis comenzaron con tejidos domésticos y actualmente venden su producción.

Para Ana, de la localidad de Pérez, esto es una importante salida laboral y su principal objetivo es aprender comercialización. "Somos ocho mujeres que empezamos con esto, pero hay cuarenta que se suman esporádicamente, en realidad quieren ver cómo va la cosa", explicó la mujer, que dice tener en Buenos Aires puntas para comercializar la ropa. El auditorio, casi conformado exclusivamente por mujeres, se dividió en tejedoras, telar, hilanderas y confeccionistas, lo que para los capacitores fue "excelente" ya que se logró integrar la cadena de producción.

Una de las experiencias son las organizaciones que trabajan en la cuña boscosa, entre ellas la de un grupo de italianos. "Es un trabajo arduo, hay que adaptarse al ritmo de los criollos, que duermen la siesta, se relajan y después recién comienzan a tejer. No son aborígenes, sino criollos del monte" relató Ika Idini, una tana que trabaja en Villa Ana y asumió el desafío de trabajar en las tierras que pertenecían a La Forestal.

Un proyecto similar está desarrollando María, una santafesina del departamento Vera que junto a otras mujeres capacita a un reducido grupo de tejedoras en el límite con Santiago del Estero.

Marcela Melaranca, del Inti, sostiene que lo importante es profundizar los conocimientos y sobre todo respetar las viejas técnicas, "aunque no es lo mismo la Pampa que la Puna en lo que hace a tradiciones y formas de trabajo".

Las dudas son muchas, pero los productores trabajan entusiasmados en que los trapos chinos ya no desbordan las góndolas y la industria artesanal tiene una buena performance.