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 lunes, 15 de septiembre de 2003

Un festejo para recordar
Los chicos de tres comedoresdisfrutaron de un díaespecial. Voluntarios yempresas también colaboraron

Los niños merecen un día y muchos más para festejar, tomar un chocolatada y disfrutar de juegos, payasos y música. Pero la indiferencia, los intereses políticos y la escasa educación marcan otra realidad: una copa de leche con subsidios que nunca llegan a tiempo y un almuerzo o cena que sólo se entrega dos veces a la semana.

Bajo este contexto remontar el barrilete no es para nada sencillo para los tres comedores comunitarios que este año Fundación La Capital ayudó con el apoyo de empresas. La Chocolatada Solidaria fue la excusa para que más de 1500 chicos festejaran su Día del Niño, actividad en la que también participaron cien voluntarios Jefas de Familias de Zona Oeste, Centro para la Convocatoria y la Inserción Social y la Asociación Civil Rayito de Sol abrieron las puertas de sus comedores y se sumaron al desafío de integrar a los voluntarios a su habitual tarea.

Esta actividad cubrió las necesidades de 1525 chicos, que esperaban con entusiasmo la jornada para comer algo y recibir un juguete. Los centros sostienen que la ayuda económica proveniente del estado no es suficiente para alimentar cada vez a más familias que se acercan al lugar. Antonia Calvetti dirige el comedor Jefas de Familia Zona Oeste, que por estos días trata de cubrir las necesidades de 600 personas con un subsidio de sólo 500 pesos.

El Centro para la Convocatoria y la Inserción Social está coordinado por Alejandro Brizuela, quien hace varios años se instaló en el viejo barrio Santa Lucía para convivir y trabajar junto a la gente del lugar. La constancia y perseverancia de sus integrantes hizo posible que lograran acceder a la copa de leche y ahora también a una comida diaria.

La Asociación Civil Rayito de Sol, ubicado en el barrio La Palmera, nació como guardería ante la enorme cantidad de chicos que deambulaban por las calles del lugar. Con Ramona Soto como presidenta, la institución tomó rumbo y comenzó a encargarse de otras necesidades que también tenían sus vecinos. Este festejo organizado por el Día del Niño, colmó de alegría y satisfacción a sus colaboradores, por ser el primero desde sus comienzos.


Animarse y ayudar
Se anotaron 105 voluntarios para dar una mano en los comedores elegidos para celebrar el Día del Niño. La fundación del diario realizó una convocatoria días previos a la Chocolatada. Algunas personas con cierta experiencia adquirida el año pasado durante el mismo encuentro, otros en cambio sin saber demasiado de qué se trataba, igual se animaron a colaborar. "No es fácil llegar a los chicos", reconoce un voluntario, aunque luego de compartir casi tres horas los pequeños no quieren que se vayan.


La sonrisa de los protagonistas
Los chicos son los protagonistas del encuentro. Viven cerca del centro comunitario al que asisten para tomar la leche o buscar su ración de comida. La mayoría nunca salió del barrio, así que ver llegar un colectivo que transporta alimentos, juguetes y alegría, es toda una fiesta.

Johana, una de las nenas que por la tarde estuvo en el centro Rayito de Sol, cuidaba su taza y la de sus primos y sobrinas mientras jugaban en el castillo inflable. Con un pañuelo en la cabeza al mejor estilo Bandana, la pequeña cuenta que hace poco llegó a la ciudad pero su familia quedó en la provincia de Chaco. Aparentemente desprendida de sus afectos, reconoce estar mejor en Rosario, con sus tíos.

Entre magia, payasos, marionetas y cumbia, parte de los voluntarios e integrantes de los centros buscan algo más: no dejar el encuentro en el olvido. El deseo es emprender nuevas actividades conjuntas que perduren en el tiempo. Si esto se logra, estamos ante un cambio verdadero.

Paulina Schmidt

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