Editorial

Recuperar el crédito

Después de prolongada incertidumbre, se viven horas más tranquilas en el terreno económico. El esperado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional ha aclarado el panorama de una recuperación que todo el pueblo argentino ansía que se confirme y consolide. En ese marco, donde aún parecen existir factores que impulsan al país hacia el pasado mientras otros buscan proyectarlo hacia un mejor futuro, se vislumbra como valiosa la iniciativa del gobierno nacional de ofrecer crédito a corto plazo a los proveedores del Estado.

Es que la coyuntura actual deja expuesta una paradoja cuya explicación demanda esfuerzos interpretativos: mientras las entidades financieras gozan de envidiable liquidez -consecuencia de la recuperación de la confianza-, una de las herramientas clave para que la actividad económica se expanda, el crédito, continúa siendo virtualmente inexistente. A tan neurálgico punto apuntaron las críticas efectuadas por el propio presidente de la República, quien instó a los bancos a dejar atrás "viejas prácticas especulativas" y ponerse del lado de la esperanza que surge sobre las ruinas del modelo instaurado durante la década del noventa.

Pero nada es tan sencillo. Por debajo de la superficie de los acontecimientos se producen señales de que los consensos básicos distan de haberse obtenido en la Argentina y de que dos visiones contrapuestas pujan con resultado aún incierto. Desde los máximos niveles de conducción de la República el mensaje que se brinda es transparente: por medio de la banca oficial se buscará apuntalar el financiamiento de pequeñas y medianas empresas (pymes) en los sectores agropecuario, industrial, comercial y de servicios. El objetivo del proyecto es asistir financieramente a los contratistas del Estado -poniendo especial énfasis en aquellos que estén vinculados a la obra pública- con tasas que oscilen entre un nueve y un doce por ciento anual.

Y se alude a la transparencia del mensaje emitido porque existe, además, coherencia entre su contenido y uno de los postulados centrales de la nueva administración, la creación de empleo. La obra pública resultó clave para cumplir tal misión durante el llamado "New Deal" (nuevo trato), el exitoso proceso que implementó Franklin Delano Roosevelt para sacar a Estados Unidos del marasmo posterior al crack de 1929. Parte de ese modelo podría ser, acaso, copiado exitosamente en nuestra patria.

Es de esperar que tarde o temprano el sector financiero y el productivo se encolumnen en un mismo sentido. Será para indudable beneficio del conjunto de los argentinos.