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 lunes, 15 de septiembre de 2003

Descubren pinturas rupestres en una cueva de Altamira
Tendrían unos 20 mil años de antigüedad. El sitio está a 2,5 kilómetros del famoso santuario de los bisontes

El Museo de Altamira descubrió en una cueva situada a apenas 2,5 kilómetros del famoso santuario de los bisontes, un pequeño conjunto de animales pintados hace unos 20 mil años y un yacimiento que ayudará a reconstruir los cambios climáticos sucedidos al final de la última glaciación.

La cueva hallada en el pueblo de Oreña, llamada Cualventi, es una de las tres situadas en los alrededores de Altamira que el equipo de José Antonio Lasheras, Pedro Rasines y Ramón Montes explorará a lo largo de los próximos cuatro años la zona para recopilar todo tipo de datos sobre el clima, la fauna, la vegetación y las actividades humanas de la antigüedad.

Cualventi ya fue excavada en la década de los 80 por Miguel Angel García Guinea, cuyos trabajos ofrecieron una primera aproximación del potencial del yacimiento situado a su entrada, bajo un gran abrigo rocoso, y sugirieron que en su interior podía haber alguna manifestación de arte rupestre.

Los recientes trabajos han confirmado esa sospecha y han descubierto dos conjuntos diferentes: unos grabados de unos 14.500 años, casi coetáneos a los bisontes de Altamira, que representan tres cabras y una cabeza de cierva; y una cabra, una cierva y un caballo pintados hace 20 mil años en una galería cuya entrada quedó luego sellada por desprendimientos y depósitos de tierra.

Montes explicó que esas pinturas no son las más antiguas que se han documentado en la Cornisa Cantábrica, pero sí corresponden al momento en el que los hombres del Paleolítico dejaron de pintar signos abstractos y comenzaron a decorar las paredes de las cuevas donde habitaban con los animales a los que daban caza.

Además, estas pinturas tienen una técnica peculiar, puesto que los animales no están dibujados con trazos continuos, sino a base de puntos.

Hasta hace unos años se pensaba que esta técnica sólo se había empleado en las cuevas de la cabecera del río Asón, en el oriente de Cantabria, pero recientemente se ha descubierto en El Pendo, en la bahía de Santander, y su presencia ahora cerca de Altamira confirma su extensión por el territorio.

El yacimiento que está a su entrada tiene dos testimonios de presencia humana, un estrato de unos 11 mil años de antigüedad y otro de más de 14 mil, separados por cuatro metros de depósitos correspondientes a 3 mil años en los que nadie vivió en la cueva.

Lasheras, director del Museo de Altamira, indicó que estos depósitos generados en ausencia del hombre tienen también gran interés, porque están llenos de huesos de pequeños animales, de restos de vegetales y de polen fosilizado con cuyo estudio se sabrá cómo era la flora y la fauna de la zona y cómo cambió el clima.

Montes apuntó que este depósito es especialmente importante, por que en él hay testimonios de los tres momentos de intenso frío que se produjeron entre hace 14 mil y 10 mil años, cuando los hielos polares que habían cubierto casi toda Europa hasta poco antes habían comenzado a retroceder para dejar paso a climas más templados. (Télam-SNI)

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