| domingo, 14 de septiembre de 2003 | Elogios a la ley de lemas Evaristo Monti Un pedantito con título de profesor se acercó a Einstein y en voz alta para que oyeran los circunstantes le preguntó canchero: "Maestro ¿usted me puede explicar la teoría de la relatividad?" y el sabio le contestó: "Yo puedo explicarla pero usted no puede entenderla".
La ley de lemas puede ser explicada pero en el pre-concepto derivado de su deformación inocultable, es más problemática hacerla entender. La ley de lemas es un noble instituto electoral útil, que inútiles ventajeros desarreglaron para hacerla vulnerable. Tal como es mi diagnóstico, la política sufre las consecuencias de un tropel de ignorantes y advenedizos. Advierto en las declaraciones del gobernador electo su renuencia a derogar esta ley y recomendaría a la ilustrada vicegobernadora, cuya cultura se enriquece con lecturas de nivel, por ejemplo Hanna Arendt a quien ha citado en sus recientes apariciones, que no se sume al tumulto gorilista que niega este sistema. Hay un caradurismo explícito en la política sin necesidad de adjudicárselo a la ley de lemas.
La mayoría de los candidatos a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires encabezaron simultáneamente su lista de candidatos a legisladores. Aquí, con ley de lemas, llegamos al colmo de un candidato que se postuló para 3 cargos: gobernador, diputado nacional y diputado provincial, resultando elegido para estos dos últimos, defraudando a los votantes que lo querían en la Legislatura provincial porque, claro, el Congreso de la Nación es otra cosa. No sólo es la ley de lemas la culpable ¿cómo se puede autorizar ser candidato a legislador provincial y simultáneamente a otro cargo cuando el artículo 52 de la Constitución provincial declara incompatible ocupar una banca en la legislatura de nuestra provincia con cualquier otro cargo, nacional, provincial o municipal, sea electivo o no?
Se está permitiendo engañar al electorado -engañar es un concepto versallesco para semejante atrocidad- con candidaturas imposibles de cumplir. Ejemplo crepitante, es Jorge Giorgetti. Sacar la ley de lemas es volver al cacicazgo, al feudalismo, a las patotas, a la exaltación de los punteros que, como se sabe, se llaman así porque originariamente los corredores barriales de votos eran levantadores de juego, al endicamiento de las aspiraciones, al régimen de la estancia con caudillos y caudillejos. Toda esa rémora perniciosa que convirtió algunas provincias en estancias, con conservadores fraudulentos, radicales atornillados o peronistas hereditarios, trepida con la ley de lemas.
El gran elector de Santa Fe, el dueño legítimo de los votos, Carlos Reutemann, hizo a dedo la lista de diputados nacionales y sobre 10, impuso 6. Pudo hacerla porque en el orden nacional no hay ley de lemas, donde rige, en la provincia, perdió. Obeid le ganó a Hammerly y Muniagurria perdió ante Nicotra, que no resistió el acoso de los binneristas. Al hablar pestes de las empresas privatizadas ¿se guarda memoria de los teléfonos y el agua en 1990, de los tubos de gas que llegaban a los 30 días de solicitados? ¿Se olvidaron de la política santafesina pre-ley de lemas?. No solo por aquí ¿en Córdoba no era Angeloz patrón y soto?
No lo hubiera sido con ley de lemas abierta a los que él encerraba con las internas. No habría llegado Montiel, liquidador de Entre Ríos, con ley de lemas. No hubieran sido los Romero Feris patrones de Corrientes con ley de lemas. El miércoles, un gran diario porteño dedicó su editorial a fulminar la ley de lemas con una literatura ajena a su habitual jerarquía y, para equivocar al lector, culmina así: "luego de ser derogada fue reinstalada probablemente frente a la certeza de que peligraba la victoria del justicialismo en los últimos comicios si regía otro mecanismo electoral". ¿Cuándo fue derogada y repuesta la ley de lemas? Yo era joven cuando leía a Erich Fromm en "El miedo a la libertad" y es probable que no pocos objetores de la ley de lemas tengan miedo a la libertad electoral, a la multiplicación de las candidaturas, a ver por afuera de las habituales pandillas, postulantes que se animan sin pedirle permiso al gerente general del partido.
La ley de lemas se resuelve con un solo artículo de añadidura cuyo texto proporciono porque, además, se lo proporcioné a un diputado provincial hace tiempo. Dice así: "Ningún candidato podrá figurar en más de una boleta".
Se terminó el negocio de los falsificadores, traficantes, aprovechadores y contrabandistas que en las noches del cierre venden sublemas como caramelos. Se terminará la ignonimia de un candidato a intendente con 3 o 4 listas de concejales o acompañando a 3 gobernadores. Por ejemplo, el domingo pasado ¿a qué lista de concejales votó Muniagurria si se hacía acompañar por tres distintas? Digamos que Binner votó a Lifschitz y entonces ¿por qué mentirle al electorado saliendo en los afiches y spots junto a Giani? Si quieren mejorarla más aún, los lemas tienen que ser exclusivamente partidos políticos, no alianzas, fantasías, entongues o frentes que deberán ir por cuerda separada.
Si un partido político quiere allanarse a otro, será sublema, no es pecado. En cambio es abominable el verticalismo del ARI que proclamaba no tener sublemas ¿cómo iba a tenerlo si la dueña que es del Chaco y vive en Buenos Aires pone, saca, arregla, combina, acuerda, expulsa y digita en nombre de la posmodernidad democrática?
Obeid tiene la obligación moral de recomponer la policía, activar la justicia, rehacer el Banco con nuevos capitales, modernizar la educación, evitar que cada boleta de la EPE sea un asalto a los hogares pagando el triple de lo que paga un porteño. Añado: tiene el compromiso insoslayable de impedir que la conjura de los necios sepulte la ley de lemas y volvamos al ominoso pasado de patoteros políticos calzados en trajes a medida con camisas de voile y corbatas italianas, bien de mafia. Cuando digo activar la justicia lo digo porque desde medio país me llamaron para que abunde en el caso informado uno de estos domingos sobre un marido que en conflicto con su mujer habría procurado sobornar con varias hormas de queso al magistrado actuante según las filmaciones eventualmente logradas.
Nadie ignora que esto lo investiga un excelente juez, Prunotto Laborde, y que la gestión acusatoria tuvo por protagonista a un profesional de apellido Caviglia. Ignoro donde están depositados los quesos. No ignoro la molestia de Obeid con la Casa Rosada ya que allá se tienen visiones distintas de lo que pasa por aquí. Es probable que hayan vendido la bondad de Binner como administrador sin tomarse el trabajo de averiguar la ruina rosarina. Para consuelo del turco santafesino, notable vencedor, tipo sólido, de carácter -supongo que muerto Nogueras no andará buscando otro investigador para escarbar la nada- e inteligencia, bien estructurado política e ideológicamente le contaré un episodio. Faltaban 3 días para las elecciones del 91, Usandizaga adelante. Fuimos con Reutemann a Olivos con varios periodistas y un amigo del Lole provisto de cámara profesional de filmación, a éste lo designaría secretario de información pública.
Menem hizo declaraciones elogiosas, abrazos, besos -los menemistas nos besamos- pero a cada rato el turco jefe exclamaba: "Siento profundo respeto por Usandizaga, si viniera a verme también lo abrazaría". El Lole sudaba a mares. En la avioneta de regreso se procedió a corregirlo mandando a Reutemann al lado del piloto. Lo de Usandizaga desapareció drásticamente. Miércoles y jueves, Menem y Reutemann eran un solo corazón y las escenas filmadas se pasaron mil veces por ambos canales. Ganó Reutemann, Menem no lo podía creer. Como a Kirchner con Binner, no le informaron bien.
Permítanme ratificar palabra por palabra mi artículo titulado "Rosario no merece un intendente dudoso" publicado en este diario el pasado jueves. Por vía de suposiciones concurrentes, estoy convencido que en las urnas no hay 5.000 votos para Lifschitz y compañía por encima del peronismo. Anida en mi espíritu la convicción que los miles de fiscales que movilizó el socialismo quebraron la fragilidad fiscalizadora del peronismo. Sigo pensando que en las urnas no hay tal diferencia pero no caeré en la tentación de copiar el facilismo con que Binner y algún servil acusaron al peronismo de montar fraude y trampa. Dejo dicho que si antes votaban los muertos, ahora quieren computar para favorecer a Patricia Sandoz como senadora provincial los votos de Norberto Soriano, que renunció explícita y legalmente a ser candidato, intentando consumar una aberración que hará historia.
Es demasiado para un solo comicio. Reitero que en honor a la ciudadanía de Rosario y a los que hicieron grande esta ciudad, no merecemos un intendente dudoso. Que Norberto Nicotra se derrita ante las presiones que desatan, sagazmente, los acosadores del socialismo no hace a la cuestión; Nicotra puede renunciar a ser intendente como renunció a presidir el Concejo municipal, pero no puede renunciar al triunfo porque no le pertenece, le pertenece al pueblo peronista de la ciudad abandonado por las autoridades partidarias. En el diario madrileño "El País", el catedrático español Gabriel Tortella, como respondiendo a los detractores de la ley de lemas y a la actitud de Nicotra, despelleja la conducta de los máximos dirigentes de los dos grandes partidos españoles que convierten a los candidatos en soldaditos de plomo, bajo pena de "sacarlos de la foto".
El malevo Galíndez, que porta facón pero sólo para cortar el asado de novillo, estuvo ocurrente: "¿Sabe cómo le dicen? Embrague. Primero mete la pata y luego hace los cambios". enviar nota por e-mail | | |