 | lunes, 25 de agosto de 2003 | El Senado pidió unánimemente la remoción de Juan Quesada Relevan por casos de violencia al jefe de la policía cañadense El recrudecimiento de denuncias de torturas en su área motivaron la medida El jefe de la Unidad Regional X de Cañada de Gómez, comisario general Juan Alberto Quesada, fue removido ayer de su cargo por orden del titular de la policía provincial, a raíz de una secuencia de denuncias de episodios de violencia institucional y torturas en dependencias de la departamental bajo su responsabilidad. El jueves pasado el Senado provincial, por decisión unánime, había requerido al gobierno de Carlos Reutemann el desplazamiento del oficial.
Los antecedentes turbulentos de Quesada, oficial rosarino y uno de los pocos en actividad que ostenta la más alta graduación escalafonaria de la fuerza, no impidieron que en enero de este año, mediante el decreto 0009 suscripto por el gobierno de la provincia, obtuviera el beneficio del máximo ascenso. Ni que fuera designado como jefe de dos departamentales que constituyeron sus últimos dos destinos.
El reclamo del relevo de Quesada en la Cámara alta provincial había sido elevado por el senador provincial por el departamento Iriondo, Norberto Betique, a instancias de una serie de denuncias de organismos de Derechos Humanos de Cañada de Gómez, que dieron cuenta del recrudecimiento de aplicación de tormentos en las dependencias policiales de la zona en los últimos seis meses. Lo que precipitó la reunión entre los dirigentes humanitarios y Betique fue una denuncia de un joven de 32 años, Miguel Ferreyra, detenido hace ocho días y alojado en la Jefatura cañadense. Esta persona planteó que en ese sitio lo ataron a una silla, que fue golpeado salvajemente y quemado con colillas de cigarrillos.
El malestar con la conducción policial cañadense no se limita a la seguidilla de graves imputaciones por tormento en la departamental que hasta ayer condujo Quesada. Dos casos de resonancia pública, que generaron alto malestar en la población, son el asesinato de la maestra rural Daniela Spárvoli, en mayo pasado, y el arresto sin causa contra cuatro encuestadoras que fueron incomunicadas y sometidas a malos tratos en junio último.
En un escueto comunicado, el jefe de policía provincial, comisario general Ricardo Milicic, hizo saber su resolución de "separar provisoriamente del cargo" a Quesada, lo que implicó la delegación de sus funciones en el actual subjefe, Luis Alberto Leiva. A la vez, Milicic solicitó a la Dirección Provincial de Asuntos Internos que supervise y profundice las investigaciones administrativas iniciadas con motivo de los hechos denunciados.
La historia reciente Pese a quedar en el camino, el de Quesada fue uno de los nombres que sonó con mayor insistencia en enero pasado para hacerse cargo de la jefatura de policía de Rosario, donde hizo casi toda su carrera. Habitante de un costoso piso con vista al río en un edificio de Corrientes y Jujuy, Quesada fue jefe de la Unidad Regional XVII de San Lorenzo antes de ser transferido a Cañada de Gómez. Previamente había sido jefe de la División Operaciones de Rosario durante la gestión de Francisco Previtera, removido por las acusaciones de la recaudación ilegal, llamadas cajas negras, en abril de 2000.
Había ocupado antes la titularidad de la comisaría 24ª de Granadero Baigorria y fue inspector de esa zona. Precisamente allí afrontó uno de los momentos más opacos de su trayectoria. Fue en Baigorria, en el bar Golden de la avenida San Martín, cercano al Hospital Eva Perón, durante un procedimiento de control de estupefacientes realizado por la Policía Federal. Allí a Quesada, según fuentes judiciales y policiales, le fue secuestrada una arma poderosa no reglamentaria. Era una Magnum 357 sin registrar y por ese episodio estuvo detenido y se abrió una causa en un tribunal federal.
La remoción como inspector de la zona de Baigorria le había llegado como sanción por responsabilidad funcional a raíz de un incidente electoral. Fue cuando allegados al fallecido intendente de Baigorria Humberto Sdrigotti atacaron físicamente al ex ocupante de ese cargo, el radical Alfredo Secondo.
Otros cuestionamientos operativos a su desempeño surgían de propios colegas a partir del relajamiento, durante su gestión en San Lorenzo, de los controles en el estratégico puesto caminero de Luis Palacios, del cruce de las rutas 34 y A-012, un corredor nacional del tráfico de estupefacientes. Las estadísticas muestran que durante su gestión no hubo operativos antidroga ni de magnitud ni con frecuencia. enviar nota por e-mail | | Fotos |  | El comisario general Juan Quesada, a la izquierda. | | |