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 lunes, 25 de agosto de 2003

Fuga de reclusos en la subcomisaría 19ª del barrio Las Flores
Se escaparon cinco hasta que un preso gordo quedó atascado
El insólito incidente evitó que otros 24 detenidos ganaran los techos del penal cuando sólo había 3 custodios

Un error en los cálculos hechos por los presos de la subcomisaría 19ª evitó que la tarde de ayer se produjera una fuga masiva en esa seccional del barrio Las Flores, epicentro de tres evasiones en lo que va del año. Ya se habían evadido cinco reclusos cuando fue el turno del Gordo Roque, un hombre de unos 100 kilos de peso que quedó atascado en el pequeño agujero de la claraboya del techo. Entonces, quienes esperaban dentro del penal vieron frustradas sus intenciones y en protesta por ello empezaron a quemar ropas, un par de colchones y algo de basura. Un par de disparos "disuasivos" y la rápida llegada de la Brigada de Infantería volvieron todo a la normalidad. En tanto, según fuentes policiales, hasta anoche ninguno de los que lograron escapar habían sido localizados.

La fuga ocurrió poco después de las 15.30. A esa hora, en la sub 19ª había 32 presos en un lugar que los mismos policías describen como no apto "para más que 18". De esos reclusos 29 estaban en el penal mayor, donde se produjo el escape, y otros tres en un sector aislado que se mantuvo ajeno al episodio.

Media hora después, los vecinos de Las Flores empezaron a congregarse frente a la comisaría de Flor de Nácar y Estrella Federal. "Empezamos a ver que salía humo del techo y que algunos policías le pegaban cachiporrazos y patadas a un muchacho", dijo una chica de no más de 20 años que, con su bebé en brazos, se había acercado a la puerta del lugar donde está preso su hermano.

Después se supo que el que estaba recibiendo el castigo policial no era otro que Roque Vivas, un muchacho de 29 años y unos 100 kilos de peso que está detenido por robo calificado. Es que el Gordo Roque no pudo pasar por la pequeña claraboya utilizada por sus compañeros de presidio para huir y quedó atascado a la vista de los policías de guardia que lo obligaron a reingresar de "mala manera".

Antes de que el Gordo Roque tapara la salida, ya habían ganado la calle Juan Fernández, detenido por robo calificado a disposición del juzgado de Sentencia número 6; Oscar Fernández, procesado por robo calificado a disposición del juzgado de Instrucción número 6; Carlos González, robo calificado a la espera de Sentencia número 1; Claudio Montenegro, robo calificado en Sentencia número 3; y Juan Antonio Silva, robo calificado y resistencia a la autoridad, a disposición del juzgado de Sentencia número 3.

"Se podrían haber ido todos si ese muchacho no tapaba la claraboya de unos 30 centímetros de diámetro", sostuvo un vocero policial que acudió a la subcomisaría tras el alerta desplegado por los únicos tres agentes de guardia que estaban en la seccional de Las Flores por entonces. "El superior de servicio y el chofer habían salido a hacer una medida y por ello la guardia estaba reducida", dijo la fuente.

Acerca del mecanismo de la evasión, los peritos policiales determinaron que "de alguna manera llegó a manos de los presos una sierrita con la que, en algo más de una hora, cortaron los tres barrotes que protegían la claraboya que da aire y luz al penal. Tras ello rompieron el blindex que había allí y por ahí ganaron los techos para escapar hacia calle Estrella Federal" y perderse por los pasillos del barrio.

Pero el hecho no terminó cuando al Gordo Roque lo bajaron de la claraboya. Los presos que presuntamente esperaban turno para escaparse, al ver frustrada su intención empezaron a prender fuego a ropa, basura y al menos dos colchones. "Ellos mismo después apagaron el fuego y no fue necesario llamar a los bomberos", sostuvo un agente de la seccional que estaba al momento de la evasión.

Más allá de la versión oficial, los vecinos de la seccional y los familiares de los allí detenidos sostenían frente al vetusto edificio de Flor de Nácar al 6900 que "los policías estaban comiendo un asado en el patio de la comisaría en vez de atender y cuidar a los presos", dijo un hombre que sin querer dar su nombre se identificó como "trabajador de los derechos humanos".

Poco después de las 17, cuando ya la situación estaba totalmente controlada, el subjefe de la seccional, subcomisario Fernando Ochoa, se acercó a la puerta e hizo pasar a un grupo de padres de detenidos. Quince minutos después, don Luis, cuyo hijo está preso allí por robo calificado, dijo que "todos los muchachos están bien, nadie fue lastimado y el comisario (Miguel Angel) González nos garantizó que no iba a haber represalias. Los que se fugaron no son de Las Flores, todos nuestros hijos están en perfecto estado", llevando así tranquilidad al grupo de gente que empezó a retirarse del lugar.

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Familiares de los detenidos salen de la seccional.

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