 | lunes, 25 de agosto de 2003 | Asociación Rosarina de Fútbol Molinas: El Torito florece desde abajo Los naranjas vencieron en un partido clave por el descenso al comprometido Agua y Energía 2 a 0 Mariano Bereznicki / La Capital Los más necesitados continúan deshojando con ilusión la margarita del descenso. Y por más que aún falte un buen racimo de fechas para que culmine el torneo Clausura, que develará cuáles serán los dos equipos que perderán la categoría en la Rosarina, hay algunos conjuntos que ya comienzan a presagiar un triste final. Como así también hay otros que florecen en puntos y trepan por la tabla como si estuvieran en medio de la primavera. Y en eso anda El Torito, que tras el triunfo de ayer ante el también complicado Agua y Energía por 2 a 0, abandonó el último puesto en el presente campeonato y como premio se dio el lujo de estar más cerca de los que al final desbordarán de alegría que de desazón.
Jugar cada jornada por el descenso es como transitar por un camino de espinas. Y hasta que no se llegue a la meta, no hay alivio. Es como aquel que tiene entre sus manos una rosa perfumada, colorida y está llena de intriga y pasión. Pero es sabido que si se la toma por el tallo puede tornarse muy peligrosa.
Por eso, cada partido de los que pugnan por evitar la pérdida de categoría se vuelve muy complejo. A tal punto que terminan marchitándose ellos mismos porque desandan por las polvorientas canchas con las pulsaciones a mil y la adrenalina se incrementa con el correr de las agujas del reloj.
Nadie regala nada porque el menor descuido se termina pagando caro. Como le sucedió en la tarde ayer a Agua y Energía, que cometió un par de pecados y cayó en la tentación de los oportunistas hombres de El Torito. La usina de Sorrento sigue sin funcionar.
En cambio el equipo naranja supo capitalizar la primera ocasión seria de peligro que tuvo. Y terminó festejando vía Claudio Giulianelli, quien fue de lo mejor. La primera etapa exhibió un Torito punzante cuando pisaba el área rival.
En la segunda etapa los locales cosecharon lo que sembraron. Porque fueron más peligrosos y, a pesar de que por momentos fue de ida y vuelta, dejaron en claro que sabían lo que estaba en juego.
Por eso no extrañó cuando Julián Merlo clavó un zapatazo infernal al ángulo de Rinaldi y sepultó cualquier ilusión de los muchachos de Agua, que ayer se quedaron sin energía.
El Torito no fue un superequipo pero por lo menos floreció en los momentos precisos y terminó festejando ante un rival, que deberá seguir caminando con mucho cuidado por el camino de espinas. enviar nota por e-mail | | Fotos |  | Fernández avanza dejando atrás a Pereyra y Tulián. | | |