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 domingo, 24 de agosto de 2003

Conductas: música y violencia

El dicho de que la violencia genera más violencia, se puede ampliar al campo musical. Según un estudio, las letras de canciones con un contenido agresivo generan a corto plazo pensamientos y sentimientos similares. Los investigadores no descartan que su efecto permanezca en el tiempo.

Hasta ahora se había pensado que algunas canciones servían a modo de catarsis positiva para aquellos que las escuchaban, sin embargo investigadores de la Universidad de Iowa y del Departamento de Salud Pública de Texas (EEUU) afirman lo contrario.

Tras realizar cinco tipos de experimentos con unos 500 escolares a los que les hacían escuchar determinadas canciones, los investigadores llevaron a cabo unos tests. Con estas pruebas, se observó que después de que los estudiantes escucharan composiciones con un contenido violento, aumentaban sus pensamientos y sentimientos hostiles. Este incremento se originaba aunque se cambiara el tipo de música o el cantante, por lo que llegaron a la conclusión, que el contenido de las letras era lo que inducía a tener pensamientos belicosos.

Los autores del estudio detectaron además que algunos adolescentes tendían a interpretar las palabras ambiguas de una forma más violenta, tras haber escuchado este tipo de canciones. Además, su rapidez para enumerar palabras agresivas era mayor.

"Estos pensamientos pueden interactuar con las percepciones sociales, coloreándolas de un tinte agresivo", explicó Craig Anderson, uno de los investigadores. Tales interpretaciones se pueden convertir en una respuesta más belicosa Ðverbal o físicaÐ que podría provocar una escalada de conductas antisociales.

El estudio, publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology, ha detectado que el contenido de algunas canciones tienen un efecto perjudicial sobre los jóvenes a corto plazo. Una repetida exposición a letras violentas puede contribuir al desarrollo de una personalidad agresiva, y podría crear indirectamente un entorno social hostil, aunque los autores explican que se necesitarían otras investigaciones para analizarlo a largo plazo.

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