| domingo, 27 de julio de 2003 | Misiones: el espectáculo de las Cataratas del Iguazú La naturaleza invita a disfrutar de imperdibles caminatas por la selva virgen Sonia Lucia Díaz Las Cataratas del Iguazú, que en guaraní significan "agua grande", merecen ser consideradas una de las maravillas del mundo
El gran barranco de unos 2.700 metros forma entre 160 y 260 saltos, según las variaciones del nivel del río. Tienen la forma de dos arcos sinuosos que confluyen en una herradura por la que cae el curso principal del río: la Garganta del Diablo. A lo largo de todo su perímetro, las aguas se abalanzan en una caída de más de 70 metros y estallan sobre las rocas formando espesas nubes de vapor, provocando en numerosas ocasiones fascinantes arcos iris.
Esta espectacularidad escénica dio lugar a la creación del Parque Nacional Iguazú, cuyo principal objetivo es proteger la flora y fauna de la selva paranaense.
La selva de las "aguas grandes" invita a dos vivencias por igual de seductoras: el alucinante espectáculo de las cataratas y la fantástica posibilidad de adentrarse en la naturaleza virgen. Este soberbio conjunto de formas vegetales y animales concentra una intrincada maraña de vida, que representa uno de los biomas más formidables y amenazados del país.
Las elevadas temperaturas y las abundantes lluvias dieron origen a una multiplicidad de especies. Entre otras, el palo rosa es un árbol que supera los 40 metros de altura, sobrepasando, con su particular silueta la media de la selva. Su nombre responde al color de su madera y por su importancia y escasez, está amparado por una ley provincial.
Triple frontera El río Iguazú tiene sus nacientes en Serra do Mar. La mayor parte de su extensión transcurre en territorio brasileño y en los últimos 33 kilómetros se constituye en el límite natural entre Argentina y el vecino país. Justo en su desembocadura en el Paraná, se encuentra la triple frontera: Argentina, Brasil y Paraguay, tres países, tres orillas enfrentadas y unidas por las aguas del Paraná y el Iguazú. Del lado brasilero, recorrerá un hermoso camino arbolado hasta llegar al hito, un obelisco pintado de los colores de Brasil. Un atractivo para visitar, comprar un souvenir, refrescarse con una bebida y tomar alguna foto.
No olvidarse de visitar la isla San Martín. Hay un servicio de botes gratuito que parten desde abajo del paseo inferior. Se tiene una perspectiva diferente de las cataratas, conociendo especies únicas como las orquídeas de pastizal y un árbol muy particular, el "cupay". Allí se podrá optar por quedarse en la playa o subir 160 escalones que permiten acceder a tres miradores: el salto San Martín, La Ventana y la Garganta del Diablo.
Es importante organizar la visita dentro del parque. En primer lugar comenzar por una caminata introductoria por el Sendero Verde que demanda no más de quince minutos. Luego es conveniente realizar el paseo inferior. Demanda aproximadamente dos horas y brinda un panorama general de los saltos, pero al mismo tiempo una visión más intimista de algunos de ellos y de la vegetación circundante. Si bien es el paseo más sombreado, tiene escaleras y es el más exigente.
Luego es recomendable un descanso, beber abundante líquido y seguir por el Circuito Superior, de no más de una hora de duración. Las pasarelas elevadas conducen por la línea de caída de varios de los principales saltos, llegando hasta el borde de los mismos.
Garganta del Diablo Al finalizar el paseo se visita la más imponente de las caídas: la Garganta del Diablo. Para llegar allí hay trenes, cuyo costo está incluido en la entrada al parque. Se trata de un novedoso tren pionero en su tipo por ser de muy bajo impacto ambiental. Transporta a unos 120 pasajeros en vagones techados, totalmente abiertos para que los visitantes mantengan contacto con la selva, en un recorrido de veinte minutos. Las pasarelas que se recorren hasta llegar al lugar son nuevas y se encuentran en perfecto estado.
También hay otros sitios cercanos interesantes. En Wanda se puede conocer una mina de piedras preciosas a cielo abierto, con exhibición y venta incluida. Unas horas en la represa Itaipú, construida en el río Paraná, en la frontera de Brasil con Paraguay, posibilitan conocer la mayor central hidroeléctrica del mundo.
Las ruinas jesuíticas de Loreto y San Ignacio son atractivos que permiten vivenciar el encuentro de dos culturas. En tanto, el parque de aves es un deleite por la abundancia y colorido de la avifauna. El desafío es encontrarlas porque hasta las especies con plumajes más llamativos pueden pasar desapercibidas en la majestuosa vegetación.
Siempre es atractivo volver a Misiones. Por mucho que se la haya visitado, el color, la diversidad y la grandeza de la naturaleza siempre ofrecen algo por descubrir. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Las pasarelas llegan a los saltos de agua. | | |