| domingo, 27 de julio de 2003 | Fuera de foco Cecilia Piazza: "Hay mucho para explorar en el campo de los títeres" Sostuvo que el género permite un campo amplio de investigación -¿Qué te interesó del trabajo con títeres?
-Me entusiasmé con los títeres cuando vi un espectáculo de Ariel Bufano. Mi experiencia de chica no había sido muy interesante con los títeres y lo poco que había visto no me atraía.
-¿Ahora estás haciendo todo aquello que hubieses querido ver de chica?
-No, en realidad es un campo tan amplio que estoy haciendo cosas que nunca había pensado hacer. Es más lo que queda por explorar que lo que uno hace. El teatro de títeres es un campo demasiado grande. De hecho no se ajusta sólo al público infantil y no se limita al muñeco, sino a los objetos y los actores.
-¿Qué tema se propusieron abordar en "La historia del gigante"?
-Planeamos este trabajo como una forma de hablar de la necesidad de pensar en la tolerancia y los prejuicios, con un personaje como el Gigante que es discriminado por su tamaño.
-¿Cómo encaran el perfeccionamiento?
-Nos unimos veinticinco elencos de titiriteros rosarinos y estamos conectados con la inquietud de perfeccionarnos. Organizamos dos talleres con Jorge Onofri, que trabajó en el Teatro de Marionetas de Suecia, y también Javier Suetsky, el único argentino que pudo estudiar tres años en el Instituto Internacional de la Marioneta, en Francia, que es la meca del titiritero y donde dan clases los mejores docentes.
-¿El espectáculo de títeres es valorado?
-Hay una subestimación que se fue revirtiendo. Lo que sucede es muy simple: podés meter tres títeres en una maleta y salir de viaje para dar espectáculos. Esto, que puede ser muy rico, es un arma de doble filo porque se presta para armar espectáculos muy rápido, pero la calidad puede no ser óptima. Puede ser sólo para zafar, una palabra que para mí es terrible. No estoy en contra de nada, sólo del descuido.
-¿Es posible hacer un espectáculo varios años y no hacer la función casi automáticamente?
-Hay personas que lo hacen para probar y no tienen continuidad en el campo de los títeres o puede ocurrir que se arme un repertorio y se mantenga toda la vida. De todas maneras, nada de eso es cuestionable mientras el espectáculo esté vivo, que la conexión con el público siga vigente y que siga generando cosas en el público. Lo ideal es no poner el automático.
-¿Por qué ahora hacés títeres para chicos y no para adultos?
-Cuando empecé ni se me ocurría trabajar para adultos. Me parecía un público más inaccesible. Yo trabajaba con chicos en docencia y me sentía más cercana a ese mundo. Pero con mis compañeros del grupo La Mancha hicimos "El placer en tres movimientos" para adultos.
-¿Con qué te encontraste?
-Con que se producía lo mismo que con los chicos. Es un lenguaje más, una manera de comunicarse que impone algo muy especial, eso de dar vida a algo que no la tiene. Con los títeres es muy obvia la mentira: consiste en aceptar una convención muy simple, un juego ficcional tan claro que uno baja la barrera y se entrega más confiadamente. A nivel psicológico tiene que ver con lo que uno deposita más fácilmente en un objeto que en un ser humano.
"La historia del gigante" va hoy, a las 16, en la Sala de la Cooperación, Urquiza 1539. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Cecilia Piazza y Florencia Carballo. | | |