| sábado, 26 de julio de 2003 | Soluciones para la basura Un tema que hoy se ha convertido en un conflicto político, la basura, merece otra consideración. Es inaceptable ver las peleas suscitadas entre vecinos y ciudades aledañas a nuestra ciudad, cuando debiéramos dar ideas para cooperar a la solución de este problema. La basura que eliminan las conglomeraciones humanas es una de las cuestiones importantes, pendientes de solución racional y efectiva. A medida que transcurre el tiempo y la población aumenta, aumenta también la cantidad de basura que se acumula, complicando su solución. La basura implica un problema social, de salubridad, económico, geográfico, ecológico, cultural y de convivencia ciudadana. Debería tratarse, entonces, como un tema de Estado. Con ánimo de colaborar a una solución más racional que acumular la basura en denigrantes basurales al aire libre, que nadie quiere tener cerca, sugiero lo siguiente: ¿no sería posible encarar entre la ciudad de Rosario y las poblaciones del Gran Rosario un emprendimiento conjunto, que una importante empresa centralice, recicle e industrialice la basura? Ejemplos, por supuesto parciales: rescatar distintos minerales y el vidrio, más fáciles de reciclar (las pilas merecen tratamiento especial); minerales y el vidrio, más fáciles de reciclar; con los residuos orgánicos, como se trató, en otras ciudades, elaborar compost (tierra fértil para jardines, huertas, rellenos, etcétera); para los plásticos (el gran problema) existe hoy una máquina que los transforma en tablas, postes, tirantes, varillas de distintos colores y tamaños que permiten construir muebles, juegos de jardín, juegos de niños, paneles para construcción, etcétera. Si el Estado, a través de sus gobiernos municipales asociados, no pudieran realizarlo, ¿no convendría llamar a concurso de empresas privadas interesadas en el reciclado e industrialización de la basura? ¿No convendría, a este propósito, requerir la opinión de la universidad? Ojalá que este asunto prioritario se trate pronto por las autoridades correspondientes, con la responsabilidad y seriedad que la importancia del tema merece.
Aquiles J. Torres
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