| miércoles, 23 de julio de 2003 | Ciegos ante el problema La pregunta surge irremediable. ¿Por qué a los ojos de la sociedad la violencia desatada contra un niño es un problema gravísimo y para los que están involucrados no lo es?
Las psicólogas del Servicio de Salud Mental del Vilela explicaron a La Capital que en estos grupos "existen códigos que se naturalizan en situaciones determinadas y hacen que el maltrato no aparezca como un problema". Sus parámetros son otros. En muchos casos el modo violento es la forma de vida. Así como en algunas familias los problemas se dirimen con palabras, con el diálogo y la discusión, en otras el golpe es la forma de resolver cotidianamente las dificultades que se presentan.
Lo más difícil es que quienes pasan por estas situaciones reconozcan el problema. Ante las consecuencias evidentes de una situación violenta es probable que se realice una consulta a un centro de salud pero suele sobrevenir el intento de borrar lo sucedido o quitarle importancia.
Quienes parecían adormecidos por las circunstancias "despiertan" cuando los sorprende el niño sangrando, fracturado o inconsciente. Algún adulto dirá ¡basta! y recurrirá al hospital, asumiendo la gravedad del problema.
Necesariamente los tratamientos de maltrato infantil involucran al grupo familiar. En principio se trata de ofrecer diferentes espacios a quienes están involucrados en la problemática a fin de crear condiciones para que cada uno se implique en el intento de generar otros modos de abordar las situaciones que derivaron en hechos de violencia. enviar nota por e-mail | | |