| miércoles, 23 de julio de 2003 | Fue denunciado por su progenitor La Justicia condenó a un hombre porque no daba ayuda económica al padre Debía aportarle 75 pesos por mes para el geriátrico. Lo sentenciaron a un mes de prisión en suspenso Jorge Salum / La Capital La Justicia declaró culpable de incumplimiento de los deberes de asistencia familiar a un chofer de taxi que no dio ayuda económica a su padre y tampoco fue a visitarlo durante meses. Aunque el acusado dijo que sus ingresos no le permitían aportar 75 pesos mensuales para pagar el geriátrico donde vive el padre, un tribunal sostuvo que su omisión fue voluntaria y lo sentenció a un mes de prisión en suspenso.
La sanción involucra a un hombre de 51 años que se había comprometido a aportar 75 pesos por mes para pagar el geriátrico donde está el padre y dejó de hacerlo en 1999. Mucho después, cuando su progenitor denunció el caso a la Justicia y le iniciaron un proceso, el acusado pretendió justificar esta actitud diciendo que sus ingresos no le permitían cumplir con aquella obligación e intentó descargar toda la responsabilidad del abandono sobre su hermano, que se fue a vivir a Israel y también dejó de aportar el dinero.
Cuando le preguntaron por qué había dejado de visitar al padre, el hombre dio una explicación que no convenció a nadie: dijo que no podía hacerlo porque trabajaba de noche. El juez correccional Daniel Acosta comprobó que en dos años y medio jamás había ido a verlo, ni siquiera durante un fin de semana. Acosta fue quien lo condenó en primera instancia, aunque el caso llegó a la Cámara Penal porque un defensor oficial apeló la sentencia.
Ahora dos magistrados de la Sala III, Otto Crippa García y Elena Ramón, coincidieron con el juez Acosta en que los argumentos del taxista fueron meras excusas y de ninguna manera alcanzan para justificar su actitud. El tercer miembro del tribunal, Ernesto Navarro, se abstuvo de emitir opinión sobre el caso.
Según el fallo confeccionado por Crippa y Ramón, es claro que los dos hermanos abandonaron al padre, a quien dejaron de ayudar económicamente y de visitarlo a partir de diciembre de 1999. Ambos se habían comprometido en un convenio previo a aportar 75 pesos mensuales cada uno, pero uno dejó de hacerlo cuando viajó a Israel y el otro, que sigue en Rosario pero ni siquiera va a ver al padre al lugar donde vive, tampoco le pasa esa ayuda desde la misma época.
Los jueces dijeron que nada permite suponer que el taxista carece de los recursos necesarios para cumplir con esa obligación mínima y que, por el contrario, todo indica que se sustrajo voluntariamente a aportar el dinero y también a brindarle asistencia espiritual y afectiva al dejar de visitarlo.
El veredicto afirma que el chofer no probó la supuesta incapacidad material de brindar ayuda al padre y, peor que eso, hizo todo lo posible para ocultar su verdadera situación ante los funcionarios judiciales que seguían el caso e intentaban averiguar si es cierto que estaba incapacitado para cumplir con los deberes de asistencia familiar.
La conclusión, para los jueces, es que el acusado tenía trabajo e ingresos y que omitió cumplir son su obligación. Su actitud posterior, tras haber sido denunciado por el padre, en todo caso desmerecen estos argumentos. Si realmente hubiese tenido dificultades para cumplir con su deber, hubiera tenido que anoticiar a la Justicia en lugar de tratar de eludirla como hizo, concluyeron los magistrados. enviar nota por e-mail | | |