| miércoles, 23 de julio de 2003 | Seguridad y política He observado personalmente y por los medios las reuniones y reclamos que sobre seguridad realizan los contribuyentes. A estas reuniones siempre concurren oficiales de policía y un par de concejales, entre otros. El dolor y la impotencia que reinan en estos lugares son inmensos, las personas expresan sus opiniones y propuestas sinceras pero todo ese esfuerzo, lamentablemente, es estéril. Para continuar viviendo en este país es necesario entender que existen bases que se necesita cambiar. La Argentina tiene que cambiar el sistema de representación política actual del pueblo por algo opuesto. Durante años se les confió a los políticos y no se los controló. Hoy descubrimos que es imposible controlarlos. El sistema no tiene los mecanismos para esa tarea. Debemos entender que palabras como gesto patriótico/ vocación de servicio, son sólo palabras huecas. Todos trabajan por un salario que puede ser dinero, poder o reconocimiento. Las sociedades modernas defienden intereses y la seguridad es uno de ellos. No podemos exigir a un juez que actúe, a un policía que actúe, o a un político que actúe, si no estamos dispuestos a respaldarlos, y eso, en la actualidad, se llama elegir. Los grandes aparatos políticos, judiciales y policiales actuales, posibilitan con su enorme cantidad de miembros cubrir la ineficiencia cuando no la corrupción. En el ámbito judicial, policial y político, una promoción o un traslado cubren los rastros y condicionan. Los favores se pagan y esto aumenta más la denigración del sistema y del hábitat. La falta de seguridad no está en los abogados que cobran por sus servicios sin importar la procedencia del dinero ni en los garantistas que defienden a las minorías sin responsabilidad a futuro. El mal está en los representantes del pueblo, en su elección, en la falta de un sistema que posibilite su responsabilidad individual ante un sector y que este sector pueda juzgarlo y removerlo de su puesto sin esperar la terminación del mandato. Cuando logremos cambiar este sistema actual por el uninominal podremos circunscribir el poder político, judicial y policial al ámbito municipal o departamental, impidiendo que en lo profundo del bosque las sombras, transformen lo blanco o negro, en gris.
Julio Ricardo Sánchez
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