| domingo, 20 de julio de 2003 | Charlas en el café del bajo -¡Feliz día del amigo, Candi!
-¡Ah, hoy es el Día del Amigo! Sabe una cosa, una vez me dijeron que los "Dia de..." los inventaron algunas entidades que agrupan a comerciantes para impulsar a la gente a gastar un poco más en agasajos, regalos, etcétera. Pero que haya "Día de..." es bueno, porque al menos una vez al año uno se acuerda que esa persona (sea mamá, papá, amigo, secretaria, novia) existe. Lo bueno sería que se rompiera la estructura y sin importar que día del año o que hora uno diera o recibiera un mensaje diciendo: "Gracias por ser mi amigo".
-Nanny, una amiga invisible, Candi (fíjese que existen hasta las amigas invisibles) nos mandó una nota a propósito de lo que decimos. Dice: "Estés donde estés, quiero que sepas que no solamente hoy o el domingo me gustaría decirte: ¡Gracias por ser mi amigo!, sino por el contrario, lo haría los trescientos sesenta y cinco días del año, pero para caer en el común de esta sociedad, te lo digo hoy ¡Feliz día! aunque piense que todos los días son tu día". Le agradezco de corazón sus palabras. Y a propósito de palabras, quiero escucharlo, Candi, quiero que me diga qué es la amistad.
-Puedo decirle que es amistad para mí, en todo caso, pero no quisiera definirla. Es un sentimiento que se define en cada persona. A menudo, creo, se confunde el término "amigo" y se utiliza por extensión. La amistad es algo muy importante, muy delicado, muy profundo. La amistad es un gran compromiso de límites ignorados, pero de convicciones certeras y contundentes ¿Y por qué digo que es un gran compromiso de límites ignorados y de convicciones contundentes? Pues porque uno sabe que en la hora de la desgracia del amigo se estará junto a él y se caminará junto a su aflicción, pero al mismo tiempo uno desconoce hasta donde será capaz de acompañarlo. Es en ese preciso momento, no obstante, en donde uno comienza a descubrir que tan amigo es. Y no sólo que se descubre el grado de amistad, sino que uno advierte cuan profunda es su propia alma.
-Es cierto.
-En los momentos de gloria, de esplendor, de poder hay muchos "amigos" (lo digo entre comillas, note) en los momentos de pobreza, de soledad, de falta de brillo tales "amigos" lucen por su ausencia. Yo tenía un amigo, que alguna vez tuvo poder. Era un controvertido funcionario judicial al que mucha gente le pedía favores. Se preocupaba, con ansiedad, por satisfacer las necesidades de todos. Legiones pasaban por su despacho pidiendo la gracia de la potestad, pero cuando cayó en desgracia muchos se alejaron y otros, muy traidores, lo negaron. Al fin murió y apenas un reducido grupo de fieles amigos lo acompañaron hasta su última morada. Católico, amado por unos y odiado por otros, en el lecho de muerte hasta recibió la espalda de un cura sanador. El alma noble de un ex arzobispo, a la sazón retirado, se acercó a darle la extremaunción. Este hombre, que en una Navidad me regaló una hermosa Biblia que guardo especialmente, me dijo días antes de partir: "Estoy cansado, muy cansado". Se estaba despidiendo en medio de una tremenda soledad y de grandes embates. Para algunos periodistas, políticos, funcionarios del Poder Judicial, miembros de la curia, alta y distinguida sociedad y no tan alta y no tan distinguida (pero al menos leal), no pasará inadvertido que estoy hablando del señor Jorge Martino, a quien recuerdo hoy y para cuya alma elevo una oración al cielo, a pesar de los murmullos que seguramente se suscitará entre algunos (que calificar no quiero) que aún permanecen en el mundo que lo tuvo como protagonista ¿Sabe una cosa Inocencio? Amistad es acompañar al amigo hasta donde sea necesario, no negarlo jamás en ninguna circunstancia y por ningún motivo. Para eso, hay que tener a veces la humanidad bien puesta ¿Me permite algo Inocencio?
-Seguro, diga
-Amistad es ser leal siempre y en todo momento. Así que, aunque tal vez no quede bien, hoy quiero recordar a algunos amigos: "Piti" Del Ellce (que ya no está entre nosotros y lo recuerdo siempre); Miguelito Polenta (es difícil encontrarme, pero no me olvido); Humberto G. (la amistad trasciende la cotidianeidad); Guillermo C., Carlitos M., y a Orlando con especial afecto (¡Y que Josesito, otro buen amigo, se despache a su gusto y diga lo que quiera!) De mi libro de cabecera transcribo algo sobre la amistad: "Aunque hayas sacado la espada contra el amigo, no desesperes, porque existe remedio; si hubieras abierto la boca contra el amigo, no temas, pues hay reconciliación. Pero el escarnio, altanería, revelación de secreto, golpe traidor, esas cosas hacen huir al amigo" (Eclesiático, 22, 21) Felicidades a todos los amigos del bar.
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