| domingo, 20 de julio de 2003 | Las relaciones carnales Evaristo Monti Guido Di Tella, ministro de Relaciones Exteriores de Carlos Menem, me honró con su trato amistoso y el encanto de una cultura incorporada hormonalmente que, por lo tanto, procuraba se irradiara. De la significativa grey de los bien informados, podemos tener la certeza de valorarlo a Guido Di Tella como un mecenas, generoso y amplio para que la cultura no sea un reducido solar de difícil acceso. Di Tella recordaba que una persona alejada del deleite cultural resigna la substancia de cuanto puede disfrutarse en esta vida reduciéndola a satisfacciones viscerales. Que era ingenioso, ocurrente y creativo dan unánime testimonio quienes lo conocieron.
En el emocionado recuerdo que destilo caben una chanza y una explicación. La broma es que fue el precursor del osito de peluche como prenda diplomática y ternura en las relaciones, ese osito de peluche que mandaba a los malvinenses y que luego de ser descalificado reapareció lleno de lozanía en el avión presidencial como centinela de la conversación entre Kirchner y Lavagna, estratégica fotografía ampliamente difundida en estos días y cuya razón de ser es sencilla.
Máximo acercamiento
El presidente quiso demostrar que se lleva bien con su ministro de Economía fotografiándose con el juguete que la primera ciudadana, Cristina, trajo a su hija. En cuanto a la explicación, merece ser desarrollada porque, luego de casi dos meses de un tufillo tipo "yanqui go home", el telefonazo del embajador Walsh convocando de urgencia a Kirchner, como que se verán dentro de 72 horas, repuso la excitación por la anticipada entrevista. Di Tella, experto en seudónimos, comparaciones, explosiones de ocurrencias graciosas o directamente cómicas, inventó lo de "relaciones carnales" que, con sentido de militancia sexual, todo el mundo entendió como el máximo acercamiento y eso porque el ilustre muerto dejaba correr la imaginación ajena, ya que la propia era explícita.
Relaciones carnales entre Argentina y Estados Unidos según la Cancillería a cargo de Guido Di Tella era "como carne y uña". Vino Ruckauf y no entendió bien en medio de tantos acertijos cual elegir "de carne somos" o "débil es la carne". No es que Ruckauf no haya entendido bien, simplemente no entendió. Vinieron las elecciones y Duhalde, que de eso entiende aunque suele perderlas, advirtió en nuestro pueblo un agudo sentimiento anti norteamericano, como 60 años antes lo vio Perón con Braden. Cambió el voto en la ONU con respecto a Cuba.
Subió Kirchner y lo puso a Rafael Bielsa en el Palacio San Martín. Abandonaron las relaciones carnales convirtiéndolas en maduras, lo que está bien en estos tiempos de Viagra y arrollador crecimiento de los viejos para cambiar el eje y corrernos a Brasilia hasta que Lula se cortó solo a Washington y nos dejó pagando. El viaje a Europa y los choques con empresarios franceses y españoles no suman aunque se invente la historia oficial. Justo cuando partía el Tango que De la Rúa y Chacho Alvarez simulaban vender en uso de falsedades políticas contra las cuales no hemos hallado vacuna, llegó el llamado de Bush y surgieron dos verdades. Una, la alegría y expectativa del gobierno que obviamente aceptó con mayoría automática la invitación drástica y otra, que Rafael Bielsa, que nadie ignora es ajeno a mis amores, tan culto como Di Tella y tan adicto como él al ejercicio del intelecto, prueba que la inteligencia entrenada hace prodigios.
Debo admitir que su desempeño en 55 días de insospechado canciller es de primer nivel, prudente, sagaz, conciliador y ojo, seductor. Si usted mira en el diario madrileño El País, ayer sábado, página 20, la mirada de Ana Palacio, colega española del ñulista observará el encantamiento. Si lee las expresiones de Bielsa restañando las heridas que dejó Kirchner en el empresariado español convendrá conmigo que el rosarino es un fundamentado esgrimista de la palabra y demuestra saber lo que dice como decir lo que sabe (ver antología de aforismos); por ejemplo, cuando preguntado si tomó medidas para suavizar la tensión del jueves entre empresarios españoles y el presidente argentino, declaró: "Es un episodio particular sujeto a interpretación" y luego sin desmentir a Kirchner, llevó tranquilidad a los inversores. Dulcificación imprescindible en España, donde hay escondidos 100.000 argentinos ilegales.
Quiero explicar por qué sostengo que el futuro es de los viejos. Debería ser de los jóvenes pero sucede que los viejos se niegan a dejar este mundo. Las expectativas de vida irán pronto a 80 años, la franja de mayores de 60 trepa vertiginosamente, en Alemania por cada 100 trabajadores hay 38 mayores de 60 años, en Francia 34 y en Italia 40 pero en el 2050 ese por ciento se duplicará.
El drama es financiar las jubilaciones con la conturbación que esto significa no solamente en Europa, miren Brasil, donde nadie afloja y las leves variantes que saldrán dejará un déficit de 15.000 millones de dólares por año. Se viene el choque generacional, en Alemania y Francia ya funcionan y fuerte, organizaciones políticas jóvenes que reclaman se reduzcan los costos de las prestaciones sociales. Un joven alemán sostiene: "Hasta ahora la guerra fue de pobres y ricos, se viene la de jóvenes y viejos".
En Europa no nacen chicos y los viejos se eternizan, se jubilan con la misma retribución que el activo. En la Argentina, si cunde y se profundiza la relación legalizada en Capital Federal al tipo de Cesar Cigliutti y Marcelo Suntheim, la procreación tiene poca perspectiva. De todos modos, estas orientaciones sexuales son privativas de cada uno. Nunca olvidaré aquel diálogo con el jefe de la organización homosexual, un tipo maravilloso, Carlitos Jáuregui, repetidamente recordado anteayer por los contrayentes. Era un homosexual brillante, agradecido por el respeto y libertad que le dimos. Le pregunté:
"Dígame Jáuregui, con tantas mujeres hermosas como hay en la Argentina ¿a usted le gustan los hombres?".
-"Le contesto con una contra-pregunta ¿con tantos hombres hermosos como hay en la Argentina a usted le gustan las mujeres?".
Eso se llama defender lo propio con calidad. Y la calidad consiste en respetar a quienes piensan distinto mucho más cuando se juegan intereses superiores a los individuales. Un principio intocable es en el orden privado embellecerse con la delicadeza de no molestar al otro, ni por su nacionalidad, color, religión, sexualidad, ideología, gustos personales. Y cuando se trata de una nación, de un pueblo, no es sino el bien común el que orientará los pasos del gobernante.
Tome un caso ¿es realmente útil al interés argentino el Mercosur o es un ícono? No es una duda personal, es una fiera definición del ministro de Agricultura de Lula, el poderoso empresario Roberto Rodrigues: "El Mercosur es una mentira, un protocolo de intenciones". Técnicamente el Mercosur es un acuerdo aduanero imperfecto que parece destinado a insinuarle poder regional a Estados Unidos, que alienta al Alca. Pero un gobernante no privilegia una idea, sino el auténtico interés nacional y así como Brasil nos hizo un agujero al devaluar inopinadamente en enero del 99, su creciente recesión nos inundará de productos, entre ellos nada menos, automóviles.
Hay que leer cuidadosamente las declaraciones de un asesor que tuvo Bill Clinton, de apellido Valenzuela, sobre el escaso predicamento argentino en el poder norteamericano. Eso debemos rehacer, porque la Argentina está mal, muy mal, su pobreza es gravísima, casi 2 millones de hipertensos no pueden comprar medicamentos y han caído 500.000 teléfonos. El aumento salarial reciente es un peligro, beneficia a pocos y por vías del CVS va a perjudicar a muchos. Puede eliminarse el CVS, pero costará 1.000 millones. Entonces, si Bush llamó de urgencia y vamos a pedirle que nos apoye ante el FMI, vayamos preparados para oirlo porque no convoca a Kirchner para solicitarle un autógrafo.
La clave sigue siendo económica
Bush le dirá que Estados Unidos no acepta que se negocie en el Alca por medio de bloques, como el Mercosur, pretensión que alentamos con Brasil. Podemos abrir el mercado de carnes y jugos, sería fantástico. Ya que Kirchner considera bien a Clinton, me permito recordar que durante sus años en la Casa Blanca, el enamoradizo demócrata mantuvo un cartel en su oficina: "Es la economía, estúpido". Miremos la economía, seamos inteligentes.
Me permitirán un toque lugareño. Dentro de un mes, 16 diputados madrileños investigarán la fuga de dos socialistas del pleno de constitución del Parlamento Regional el pasado 10 de junio. Se llaman Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, expulsados del Psoe por tránsfugas. Rigurosamente, lo dice la resolución del Psoe, por tránsfugas. Coincidentemente el socialismo local integra su fórmula para los comicios de septiembre con Hermes Binner y Miguel Paulón, expulsado el viernes del Partido Justicialista por la misma causa, tránsfuga. Los socialistas españoles no han perseguido a los franquistas, pero los ignoraron políticamente sin piedad. Los socialistas locales han perseguido procesistas pero los incorporan políticamente a sus listas, como Carlos Favario.
Lo que pasa es que Binner, que dirige esa orquesta, es un maestro. Acaba de descubrir, luego de 8 años en la Intendencia, que el transporte urbano de pasajeros es un desastre y hay que componerlo, lo que calificó como "una tarea pendiente". Su candidato a Intendente, Miguel Lifschitz, opinó lo mismo, pese a ser responsable del último tramo del naufragio. Ambos -Binner y Lifschitz- suspiraron nostálgicos: "Pensamos otro tipo de transporte cuando absorbía el doble de pasajeros". Claro, seis años atrás cuando el demonizado Menem era presidente. No dijeron que se van dejándole a la ciudad un muerto de siete millones que deben los empresarios del sector y que jamás pagarán. enviar nota por e-mail | | |