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 domingo, 20 de julio de 2003

Fuera de foco
Beto González: "Una imagen es elocuente"
El mimo dijo que su trabajo permite una comunicación directa con el público

-¿Cuánto hace que hacés pantomima?

-Cuando tenía cinco años gané un concurso en Canal 5 haciendo mímica y en esa misma época gané un concurso para trabajar con Pipo Mancera en Buenos Aires, al que finalmente no pude ir. Estudié en la Escuela Nacional de Música, después hice teatro con Liliana Gioia y también con Jorge Dunster. Estudié tres años de mimo, y ahí comencé a dejar todo por esta actividad. Hace quince años que vivo de esto.

-¿Por qué te expresás de esta manera?

-Es lo que me resulta más fácil. También me gusta cantar y toco el saxo, pero esto es algo muy transparente, más directo. Trabajo en fiestas y distintos eventos, pero también trabajo en la calle y en esas ocasiones el mimo es el espejo de cómo ellos se ven y cómo se sienten.

-¿Creés que la palabra puede complicar la comunicación?

-La fuerza de la pantomima está en el gesto y la energía que uno tiene. El mimo me permitió hacer cosas que yo, Beto González, no podría hacer jamás, como trabajar en ámbitos y con personas que de otra forma no podría hacerlo. Una buena síntesis es lo que sentí cuando me dieron el certificado de mimo del Hospital de Niños, una de las cosas más emocionantes que me pasaron en esta profesión.

-¿En qué se diferencia la comunicación cuando tenés textos?

-En algunas avant premiere hago de acomodador o pochoclero. Ahí trabajo con la gente con improvisación y hablo. Es algo que también puedo usar para llegar a la gente, pero la imagen es elocuente. Con una mirada podés llegar a alguien de manera más rápida y directa.

-¿La imagen o el trabajo del mimo no se termina de comprender o aceptar?

-Estamos más civilizados. Hace quince años cuando aparecía un mimo podía no terminar de entenderse. Los códigos de la pantomima se manejan bien, pero hay elementos que influyen como la cultura y el tipo de educación.

-¿Por qué hay pocos mimos que trascienden a nivel internacional a diferencia de lo que ocurre con los actores?

-Robin Williams es un gran actor, pero también un gran mimo, lo mismo que Emanuel Wirst. Lo que pasa es que los canales de trabajo son más acotados y para un mimo no es tan fácil llegar a la televisión o al cine y por eso mismo la carrera de un mimo es más exigente.

-¿Preferís trabajar con chicos o con adultos?

-Me divierto con los dos, porque los grandes siguen siendo chicos. Cuando pensamos en "Ma me mí", el espectáculo que hacemos con el mago Gonzalo Cordera, pensamos que era sólo infantil, pero después nos dimos cuenta que no lo era tanto porque los adultos se reían.

-¿Hay algún límite para el aprendizaje de la mímica?

-Regularmente me voy a Buenos Aires a tomar workshops con mimos de otros países. Siempre estoy a la expectativa de incorporar cosas nuevas. Nunca se puede decir que el aprendizaje se terminó. Requiere un entrenamiento físico constante. Pienso llegar a los 60 años o más haciendo mimo. Hay que romper las barreras de la edad para este trabajo.

"Ma me mí" va hoy, a las 17,

en el bar García, Ovidio Lagos 30.

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"Como mimo hice cosas que no imaginaba".

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