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 sábado, 19 de julio de 2003

Charlas en el café del bajo

-Ayer se cumplieron nueve años, Inocencio, del atentado contra la mutual judía Amia, en Buenos Aires. En pleno barrio de Once, el estallido sacudió a la ciudad, el país y el mundo. Sacudió los corazones de todas aquellas personas que anhelan un mundo en paz, con justicia y donde se exalte la dignidad del ser humano.

-Ochenta y cinco inocentes perdieron la vida y más de trescientos resultaron heridos. Una verdadera tragedia, perpetrada por la bestialidad del fundamentalismo, por el delirio terrorista. Por eso repudio con vigor a todos aquellos disparatados personajes que reivindican la violencia como método para la transformación social. Porque en todo acto de violencia siempre caen no sólo los delirantes que juegan a la guerra, sino los inocentes que quieren una vida en paz.

-Coincido plenamente con su pensamiento, Inocencio. Ahora quiero decirle que las víctimas son mucho más que ochenta y cinco muertos y trescientos heridos. Muchos más. Porque también perdieron una parte de sus vidas con ese atentado los seres queridos, familiares y amigos de los muertos. También perdieron una parte de sus vidas los familiares y amigos de los heridos. ¿Cómo se consolará aquel que perdió a su padre, a su hijo, a su esposa, a su hermano? ¿Cómo se consolará aquella alma que aun no teniendo familiares entre las víctimas desea y ora por un mundo donde reine la justicia y domine la paz?

-Y mientras tanto, Candi, en un país de mentiras, hipocresías y falsedades. En un país donde la clase dirigente y buena parte de los poderes de la República se han dedicado por acción u omisión a olvidarse de la gente, el mandato de Dios plasmado en las antiguas escrituras: "Justicia, justicia, perseguirás", brilla por su ausencia.

-No se ha llegado hasta el fondo de la cuestión, los poderes de la Nación no han honrado a las almas de los muertos ni a sus familiares y tampoco han honrado a sus ciudadanos que necesitan imperiosamente una Nación de verdad, asentada sobre valores éticos y morales sólidos. Pero eso parece hoy una utopía, un recuerdo lejano que el tiempo y las tormentas sociales se llevaron.

-El libro del Deuteronomio de la Torá dice que Dios ordenó a Moisés lo siguiente: "Jueces y oficiales designarás en todas las ciudades que te da El Eterno tu Dios, para tus tribus y ellos juzgarán al pueblo con juicio recto. No pervertirás la justicia, no serás parcial y no aceptarás soborno, pues el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras justas. La rectitud, la rectitud buscarás para que vivas y poseas la tierra que te da El Eterno Tu Dios". Esa rectitud que el Dios de todos ordenó a Moisés que tuviera por emblema hace falta aquí para honrar la memoria de quienes murieron hace nueve años y para aliviar el pesar enquistado en los corazones argentinos. Esa rectitud para hacer de este suelo fecundo una "Tierra Prometida", una tierra donde se pueda vivir en plenitud en paz, con pan y trabajo.

-Ayer, con la aparición de la primera estrella comenzó el Shabat, el día santo que el pueblo hebreo dedica a Dios. Mañana, domingo, es el día santo de la cristiandad. Con motivo de este nuevo aniversario del atentado contra la Amia y por extensión con motivo de tanta violencia física y moral que hay en el mundo y en nuestra patria, nosotros desde aquí levantamos de viva voz las palabras de Moshé, reproducidas en la sección Ki Tavó de la Torá cuando ordenó que los sacerdotes levitas debían pronunciar estas palabras siempre y el pueblo de Israel no olvidaría responder: "Maldito es el que mueve el límite de su prójimo. Y todo el pueblo responderá, amén. Maldito es el que hace que un ciego se desvíe del camino. Y todo el pueblo responderá amén. Maldito es el que pervierte el juicio del prosélito, el huérfano o la viuda. Y todo el pueblo responderá, amén".

-Y especialmente hoy en medio de tanta violencia y al recordar a los muertos de la Amia con más fuerza decimos las palabras de la Torá: "Maldito es el que golpea a su prójimo clandestinamente. Y todo el pueblo dirá Amén. Maldito es el que toma soborno para matar a una persona de sangre inocente. Y todo el pueblo responderá amén".

-Maldito es el que derrama dolor de una forma u otra contra su prójimo y que todo el pueblo diga... Amén.

Candi II

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