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 sábado, 12 de julio de 2003

"Por qué no", creada y dirigida por Eber Lobato, se estrena hoy
Una revista que quiere sorprender con su sensualidad a los rosarinos
Con veintiséis bailarines, nueve cómicos y una vedete, la mayoría del elenco se formó con un casting local

Fernando Toloza / La Capital

El día finalmente llegó. Después de meses de ensayos la revista "Por qué no", gestada en Rosario con dirección de Eber Lobato y un gran elenco local, se presenta hoy y mañana, a las 21, en el teatro Broadway. Atrás quedaron las largas filas del casting en el que fue elegida la mayoría de los integrantes de la obra y cuyas edades están, en general, por debajo de los 30 años. "Esta es una revista distinta", dijo a La Capital Eber Lobato poco antes del estreno, y agregó: "En Estados Unidos dicen que soy un mago, porque siempre trato de sorprender", contó con picardía, y adelantó que la obra que pone en Rosario no será la excepción.

"Por qué no" tiene cuadros musicales, sketches y baile. Tiene un elenco de 26 bailarines, nueve humoristas, incluido el capocómico, y una vedete. Alejandra Arregui, que sostiene coquetamente estar en el inicio de los veinte años, es la vedete. Arregui debuta en ese rol con el nombre de Sasha y confiesa que cumple un sueño, para el cual, de alguna forma, se estuvo preparando toda la vida, desde que era una niña.

"No soy una comehombres", dice al definir qué significa ser una vedete hoy, en el 2003, muchos años después del auge del género. "No despierto celos en las mujeres y eso es importante para una vedete", asegura y después explica que tampoco en el elenco es la diva a la que todo el mundo teme y mira con recelo. "Recién estuve ayudando a los chicos y a las chicas con las pelucas", cuenta mientras habla en uno de los pasillos del teatro.

Arregui formó parte del grupo Las Guerreras, cantó, bailó, hizo publicidad y conoció a Lobato en Estados Unidos. Después se reencontraron en la Argentina en Buenos Aires, adonde Lobato llegó para montar una revista en la calle Corrientes. Allí se reencontraron y vieron la oportunidad de trabajar juntos, pero el proyecto se postergó y surgió entonces la chance de Rosario.

"El público de Rosario es el mejor", desliza Lobato para explicar su llegada a la ciudad. "Es el mejor porque sabe", continúa, sin importarle que otros ya hayan dicho lo mismo. Pero donde si le importa qué han hecho y dicho los otros es en la coreografía.

"En Argentina no nos hemos cansado de abusar del gran Bob Fosse. Pobrecito, debe estar en la tumba diciendo «por favor, ¡basta!»", dispara Lobato para después definirse como un coreógrafo-pornógrafo. La distinción no debe, sin embargo, asustar a los defensores del pudor, siempre listos para emprender cruzadas increíbles. Lobato se ríe y aclara: "Trato de que todas mis coreografías conduzcan a la sensualidad".

En esa búsqueda de la sensualidad se enhebran todas las épocas. "Por qué no" empieza, según anticipa Lobato, con un cuadro en la Edad de Piedra. Mientras señala la escenografía de una montaña gigantesca en el fondo del escenario, explica que la sensualidad va desde aquellas primitivas figuras hasta la actualidad.

El amor, según Lobato, también mostrará en su revista aristas conocidas pero poco explotadas en las obras del género. Como anticipo cuenta que en el cuadro del tango el varón verá cómo no siempre es el elegido por la mujer.

"Empecé tocando la guitarra", recuerda Lobato. "Después canté, bailé, pinté y llegué a la coreografía", añade para mostrar que es un hombre que se ha hecho a sí mismo y que no duda en ponerse manos a la obra en cualquier tramo del armado del espectáculo. "Los bailarines estuvieron también trabajando en la escenografía", relata, y añade: "Es bueno que se incorporen a su vez de esa forma al espectáculo, porque lo hacemos, de alguna manera, desde adentro".

Lobato se reconoce como un gran mago. Por eso sabe cómo reaccionará el público y cuenta que el secreto para que una vedete triunfe es que sea aceptada por las mujeres en la platea. "Si la esposa dice mirá que rica chica, el marido tiene el permiso para aplaudir", sostiene riéndose.

Lobato parece dispuesto a todo. Ese arrojo no se manifiesta, sin embargo, de una manera tiránica. En el escenario, mientras coordina la música compuesta por él para el show, hay tranquilidad. Hay respeto. Para todos es un grande, es "el señor Eber Lobato", como dice la debutante Sasha.

"La vieja revista decayó después de Nélida Lobato", asegura Lobato, y sí alguna fuerza mítica hacia falta, él la nombra, y el elenco se ilumina al escuchar el nombre. La historia es mucha y el futuro está por delante, para celebrar la nueva obra o dejarla pasar. Lobato no se preocupa. Confía en su elección de la ciudad. "El público rosarino es el que más sabe", dice y se entrega al último ensayo antes del estreno, cuando las luces y el público dirán la verdad sobre la obra.

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Lobato asegura que trae lo hecho en Las Vegas.

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