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 sábado, 12 de julio de 2003

Estudiar con las puertas abiertas al mundo
Dos rosarinas cuentan la experiencia que vivieron estudiando en los Colegios del Mundo Unido

Fabiana Monti / LaCapital

María Lis Baiocchi era alumna de la escuela Danthe Alighieri y terminó este año su bachillerato internacional en el Colegio del Mundo Unido Adriático, en Italia. María Belén Seara, alumna de la Escuela Nº404 Lisandro de la Torre, obtuvo el mismo título pero en el Colegio del Pacífico "Lester Pearsons", en Canadá. Ambas fueron seleccionadas durante el año 2001 entre más de 400 chicos de todo el país, para estudiar por dos años en los Colegios del Mundo Unido, una fundación dedicada a promover la paz a través de la educación. Las dos coinciden que la experiencia fue "lo más" y sumamente enriquecedora. A punto de partir a los Estados Unidos a comenzar sus estudios universitarios, María Lis y Belén, le contaron a La Capital cómo vivieron la experiencia y las disyuntivas de su retorno al exterior.

Los Colegios del Mundo Unido (CMU) tienen como objetivo alentar a jóvenes de distintos países a través de la educación internacional, la experiencia compartida y el servicio comunitario para comprometerse en la implementación de los ideales de paz, igualdad y solidaridad en cualquier parte del mundo. Para ello, tiene diez colegios especialmente diseñados para recibir, durante dos años, a estudiantes becados de más de 150 países, para que estudien y convivan en un ambiente multicultural único.

La idea de los CMU surgió en la década del 60, en plena guerra fría, como iniciativa de tres educadores europeos: Kurt Hahn, Desmond Hoare y Laurence Darvall, quienes creyeron fervientemente en la educación internacional como instrumento para fomentar la paz. Los actuales presidentes de la fundación son Nelson Mandela y la Reina Noor de Jordania.

El programa académico desarrollado es el bachillerato internacional- primer sistema de admisión universitaria que equivale a los últimos dos años de nivel secundario- y las clases son dictadas en inglés.

Las experiencias

"Es una experiencia que te hace ver la vida de un modo más personal y aprendés un montón", relató María Lis. "Al principio fue difícil, porque el desarraigo es duro y el idioma es una barrera. Pero de a poco te vas acostumbrando. Los CMU no son paraísos terrenales pero son buenas oportunidades si se saben aprovechar", agregó.

Convivir con las diferencias culturales es uno de los mayores desafíos que presenta esta experiencia y ambas alumnas coincidieron que se presentan problemas como en cualquier parte. "Hay gente buena, mala, inteligente, egoísta como en todas partes, es una especie de micromundo. Pero justamente ese es el desafío, poder resolver los conflictos", indicó María Lis.

Durante esa convivencia tuvieron que superar cuestiones importantes, como cuando se dio la guerra de Irak y EEUU, donde Belén contó que en su colegio había un antiamericanismo, también les tocó vivir desde afuera la crisis de diciembre de 2001 de la Argentina. "Para nosotros fue muy fuerte, porque sólo veíamos lo que pasaban las grandes cadenas de noticia y lo que nos contaban nuestras familias". Pero las dos estudiantes relataron que aprovecharon la ocasión para dar charlas informativas sobre Argentina, porque notaron cierto desconocimiento sobre su cultura y vida. "Creo que todavía desde afuera nos ven como indios o nos comparan con países como Uganda", señaló María Belén y agregó: "Uno aprende a valorar más las cosas de su país. Yo extrañaba los domingos en familia o tener el tiempo libre, porque una de las cosas es que a veces te sentís sobrecargada de actividades porque todo pasa dentro de la comunidad en la que estás".

En cuanto al estudio, las dos participantes coincidieron que es la parte más dura, porque es otro sistema y también sintieron las dificultades propias de comprender en una lengua extranjera. "Se trabaja mucho en el tema de argumentación, escribir ensayos y al principio era difícil pero después te vas acostumbrando", dijo María Belén. También aclararon que en Argentina el título de bachillerato internacional tiene validez.

La experiencia les permitió no sólo conocer un montón de culturas diferentes sino ser "internacionales". Es por ello que al regresar, se les planteó la disyuntiva de cómo y dónde seguir sus proyectos y en este caso, ambas decidieron presentarse a otras becas para estudiar en Estados Unidos.

"Es cierto que estas experiencias te abren las puertas al mundo y también uno piensa qué hago en Argentina, cuáles son los medios económicos para seguir estudiando y la posibilidad de que valoren el trabajo que hacés", indicó María Belén. "También es cierto que si bien uno extraña ya no se siente tanto el desarraigo. Es como que uno quiere seguir con una experiencia de vida y educativa internacional", aclaró.

Capitalizar estas experiencias en el país es uno de los aspectos que la asociación con sede en Argentina está evaluando, debido a que del 2000 a esta parte, ante la situación social y económica, muchos de los egresados se vuelven al exterior. En ese sentido, Celina Del Felice, prosecretaria de Asociación en Argentina explicó que se está viendo la forma de planificar una política de retención de los recursos humanos, aunque señaló escapa de sus manos ofrecer solucionar los problemas macro del país.

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Los estudiantes rosarinos becados en el exterior.

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