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 miércoles, 09 de julio de 2003

Echesortu
Roban en una agencia y se despiden con un beso
Insólito gesto de un veterano ladrón tras llevarse la recaudación de un local de Los Dos Chinos

Dos hombres armados asaltaron ayer a la mañana una agencia de loterías del barrio Echesortu. Los maleantes se llevaron el poco dinero que había y algunos formularios con apuestas y antes de irse uno de ellos tuvo un gesto insólito, ya que se despidió de las víctimas dándoles un beso.

El atraco ocurrió en el local de la agencia Los Dos Chinos situado en Mendoza 3790. Minutos después de las 8, poco después de abrir el negocio, se encontraban allí la encargada, de nombre Anabel, y un joven que hacía una apuesta en la quiniela.

En ese momento entró en escena un hombre de unos 65 años. Con un arma en sus manos, encañonó a la empleada y al cliente, que fue obligado a introducirse en la parte trasera del local.

Casi al mismo tiempo, se presentó un cómplice, de aproximadamente 30 años, quien atravesó el mostrador y le pidió a Anabel el dinero. La chica le indicó que estaba en la caja registradora y el maleante sólo tuvo que recoger el poco efectivo que había. También se llevó un sobre con papeles de apuestas.

Un rato después, Anabel corrió la misma suerte que el cliente: terminó encerrada en la parte posterior del local. Cuando el robo parecía llegar a su fin, el maleante de mayor edad tuvo una actitud tan inexplicable como benevolente. Se acercó a los dos víctimas del asalto e intentó tranquilizarlos. "Primero nos dijo «no les queremos hacer nada», después nos apretó el brazo y nos dio un beso", comentó Anabel con asombro.

Después, los dos ladrones corrieron hacia la puerta y desaparecieron por la calle Mendoza sin ser vistos por ningún testigo.

La empleada también recordó un robo resonante ocurrido a principios de año. El atraco pareció absurdo porque el maleante intentó robar el comercio dos veces el mismo día. Primero llegó a la mañana y se alzó con dinero. Después, regresó al mediodía con la intención de cometer otro atraco, pero no pudo concretar su cometido y fue detenido.

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El local en barrio Echesortu acumula anécdotas.

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