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 domingo, 29 de junio de 2003

Rosario desconocida: Memorias sobre el Che

José Mario Bonacci / La Capital

La ciudad es un cofre de memorias. A veces, se entrecruzan de manera incomprensible, otras escapando a una lógica combinatoria, y otras respetando una cronología que se nutre en la casualidad o en el sentimiento, y también en la necesidad de construir una estructuración de los recuerdos con la intención de compactarlos y hacer que estén siempre dispuestos a revelársenos cuando la necesidad se presenta.

Momentos


1956. Mi padre se está muriendo y me hacen entrar en la empresa. Soy un pibe de l7 años y tengo la responsabilidad de la estabilidad familiar. Me lo propongo: sea como sea, seré arquitecto.
1959. En Cuba triunfa la Revolución. ¿Quién es este que nació en Rosario y anda con un montón de barbudos? No se detuvo nunca y lo acaban de matar en Bolivia.

1968. Son tiempos de Onganía. La policía se lleva a los pelilargos y los pela. Uno de los cotos preferidos para la caza es el "Palace". Andamos por Europa en nuestro viaje de graduados. La juventud postula el "hagamos el amor y no la guerra". París ha inaugurado su Mayo. En Florencia me encuentro con él por primera vez. Una vidriera comercial con una fotografía impactante. También pasea adherido a pechos y espaldas de los jóvenes. En mi Patria, nombrarlo es casi un crimen.

1968. Hoy es 8 de octubre. Volvemos a casa después de ocho meses. Al pisar Ezeiza se cumple un año de su asesinato. Dicen que su ejecutor no le pudo aguantar la mirada.

1970. En la empresa soy responsable de un importante sector. Cuando atravieso la contaduría siempre me atrae la vista de un patio interior del edificio a través de una ventana. No sé por qué. En su centro se pavonea un descomunal gomero que desparrama su sombra generosa. Un alto jefe me llama a su despacho. El gordito es alegre y buen decidor de cuentos. -¿Cómo le va, pibe? ¿Qué novedades se cuentan por ahí, usted que es joven y se entera de todo? Buen día doctor, ¿sabe que me han dicho que la casa natal de Guevara estaba por estas inmediaciones? No, pibe. A 80 metros de aquí, frente al hotel (se acomoda la cadena del reloj de oro). Finales del año: doctor, dicen que la casa está más cerca de lo que usted piensa. No, pibe, no lo crea. Es por maldad, para desprestigiar a la empresa. Dedíquese a su carrera que para eso estudió.

1976. Una larga noche se cierne sobre el país.

1992. Mitad del año. El Embajador de Cuba en Argentina, don Miguel Brugueras Del Valle, baja a Rosario y quiere conocer la casa. Periodistas amigos me solicitan que vea cómo podemos satisfacerlo. Se logra la entrada a un departamento. La visita es simbólica y la dueña de casa, una maravilla de atenta. Cuando bajamos por el ascensor le digo: -¿Satisfecho, señor?, lo veo un poco pensativo. Quizás en este mismo coche bajó el hombrecito cuando se lo llevaron de Rosario. -En eso pensaba, para mí esto es muy emocionante. Estuve en la sierra bajo su mando y era un hombre irrepetible. En la vereda, más fotos y me piden que salga a su lado, mirando hacia arriba y señalándole el piso que visitamos. Al día siguiente se publica en Rosario l2, pero borran mi figura y me quedo sin el recuerdo, pero no me importa.

1992. Mes de septiembre. Llega "Tropicana" al Fundación y voy al debut. Un amigo relacionado con el espectáculo quiere que acompañemos a integrantes del grupo. Desean también ellos conocer la casa. Es la una de la madrugada y en el camino algunos me miran con sorpresa. Voy rodeado de varios negros, y dos pasos más atrás tres o cuatro mulatas bellísimas, cantan algo movidito. La simple treta de evitar que la puerta se cierre cuando alguien sale, nos permite ingresar. Los cubanos se sientan en la escalera, toman fotos y siguen cantando. Les pido que evitemos algún disgusto y nos vamos. Damos una vueltas en auto. Una de las chicas lee la chapa: "avenida Dr. Carlos Pellegrini". -¿Y quién es este señol?. Le contesto: -Entre otras cosas, fue presidente de la Nación y fundó el Jockey Club. Finalmente terminamos en la pizzería frente al teatro. Quedan tres de los muchachos. Simpáticos. Gastamos risas a más no creer (hablar "en cubano" no es difícil. Complicado, es "esclibilo"). Día siguiente: en Saladillo en casa del presidente de la Casa de la Amistad Argentino-Cubana, los tres cubanos preparan un almuerzo "típico" (entiéndase mucha comida, mucha bebida, mucha música, mucha alegría, mucho de todo), junto a bailarinas y otro ser interesante: el Moro. Es un sábado de mucha lluvia y la comida decrece aceleradamente. Dos mulatas ondulan su arquitectura al compás del son. El Moro enseña algunos pasos a mi hija. Son las cinco de la tarde. En una hora, es la última función. Vamos en coche hacia el hotel Majestic. -¿Qué edad tenían ustedes cuando la Revolución?; -No habíamos nacido, ¡chico! -¿Gira agotadora?; -Clalo, chico, clalo. Mi papá luchó junto al Che y una pistola china que está en el Museo de la Levolución ela de mi papá, aunque él no mulió. Otro: -Estlanio mucho a mi mujel y a mi clío. -¿Cuándo estén en La Habana se acordarán de nosotros? Los dos: -Sí chico, tlanquilo, tlanquilo, Algentina es un glan país. Dos días después estalla la noticia en los medios: "Dos integrantes de Tropicana han pedido asilo en el país". Aparecen en TV acompañados por funcionarios locales. Les han prometido cobijo, trabajo y una nueva patria. Pobres diablos. ¿Por dónde andarán? Eran los que habían preparado la comida en Saladillo.

2000. Por fin conozco Cuba. Me sumergí en Varadero, conocí el Memorial en Santa Clara, crucé el Escambray rumbo a Trinidad, pasé por Cienfuegos y caminé cada cuadra de La Habana entera. Estaba en todos lados. Lo consideran un ser superior. Este rosarino, es parte inseparable de Cuba y del mundo. Se desenvuelve la dura lucha diplomática para recuperar a Elian.

2002. En esta ciudad, se pone en venta la casa. Imposible seguir manteniéndola. Ahora sí visito el verdadero sitio del nacimiento y charlo con sus ocupantes. No saben que ocurrirá. Algún tiempo después todo no ha sido más que un susto. La compraron capitales italianos y será sede de una Fundación que exhalte la herencia guevariana desde su ciudad natal. Salgo a la calle y el recuerdo de la empresa me golpea en la cabeza. En ese mismo edificio, estaban las oficinas locales de YPF, en donde me gané la vida durante 22 años, protegí a mi familia y pude estudiar. YPF no existe más. Fue regalada al capitalismo internacional ante la indiferencia general. Era el mayor tesoro argentino en un mundo que diezma aceleradamente las reservas planetarias. Los últimos acontecimientos lo confirman, ¿o hace falta agregar más palabras?

2003. Se cumplen 75 años de su nacimiento y el Che será agasajado en su lugar de origen. Es todo tan nutrido y organizado con tanto sentimiento que sólo puede resultar un éxito. Todavía resuenan los aplausos y los comentarios analíticos de su valor como ser excepcional. En su ciudad no hay aún un lugar propio para alojar el Museo Che Guevara. ¿Será porque el pueblo no ha sabido exigirlo? El pasado lunes fue declarado Ciudadano Ilustre post-morten. Recibió la distinción su hija Aleida Guevara March.

Final. Después de todo, Galeano tiene razón. Cada vez que lo matan, se reproduce por cientos. Vuelve a nacer. "Es el más nacedor de todos". Ayer pasé por su casa y me detuve un instante. La miré con atención y me pareció ver que desde una ventana, un barbudo me guiñaba el ojo. Estaba sonriente. Seguramente todos estos momentos pueden parecer una fábula inventada. Pero él y yo, sabemos que todo ha ocurrido exactamente así. Como lo he contado, porque forma parte de mi vida.

(*)Arquitecto

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El rostro del Che en la plaza de Mitre y Tucumán.

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