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 domingo, 29 de junio de 2003

Análisis: Tiempo de figuras, figuritas y figurones

Mauricio Maronna / La Capital

La campaña santafesina es el juego de las apariencias. Con el libro de pases e inscripciones a punto de cerrarse sin figuras rutilantes, hasta los más rústicos se ofrecen como salvadores.

El sistema electoral es la pantalla ideal para que todos y cada uno de los integrantes del elenco estable de la política crean ser portadores de la llave que abrirá las puertas de la victoria. El final está cantado: como no hay ni habrá un dream team, la provincia quedará en manos de quien se ponga el overol, trabaje en equipo y juegue al límite de un reglamento sinuoso (léase ley de lemas).

Los 20 años de gobierno pesan en la espalda del PJ como una mochila de cemento. Como en el 91, en el 95 y en el 99 el Sillón del Brigadier podrá ser conservado si, después de tanta pirotecnia, intriga e histeria, los peronistas se deciden a no poner el carro adelante de los caballos. Se sabe quién es el conductor.

Pese a tantos golpes recibidos y errores propios ("me pasaron todas, y más", admite), el gobernador Carlos Reutemann sigue siendo el único as que tiene el peronismo. Sin él en la cancha, Hermes Binner se convertirá en el caballo de Troya que pulverizará dos décadas de hegemonía.

Para corroborarlo basta con leer detenidamente las encuestas confiables (y obviamente confidenciales): la intención de voto es un terreno yermo donde solamente el hombre de Llambi Campbell y el intendente rosarino mueven el amperímetro.

El diputado Jorge Obeid aparece claramente como el candidato a gobernador mejor posicionado del peronismo, aunque el lanzamiento con toda la pompa de la dupla Alberto Hammerly-Esteban Borgonovo (incluidos los afiches que desde ayer empapelan Rosario) comienza, al menos, a "pistonear". Héctor Cavallero corre los distritos con notable esfuerzo de carrilero, compensa el desequilibrio geográfico entre postulantes del norte y del sur y les hace reiterados cortes de manga a quienes sostienen que, de haberse presentado como candidato a intendente, estaría a un tris de volver al Palacio de los Leones. Los sublemas que se sumarán esta semana tendrán que ganarse su espacio a fuerza de mucho sudor.

Por el lado de la oposición, Binner deberá cerrar una coalición que aún está en ciernes y en feroz batalla interna por el posicionamiento en las listas. Así como los potenciales aliados dispararán munición gruesa por la hoy popularizada supersábana e intentarán vincular al PJ con el fenecido menemismo, también deberán responder por qué sonaría como un Stradivarius en Santa Fe un frente que produjo en el país una de las mayores desilusiones de la historia política.


Desembarco en Santa Fe
El Partido Demócrata Progresista tomó su propio sendero y busca articular una estrategia con sus socios lopezmurphystas. "Basta de alquimias: la Alianza Santafesina fue un gran fracaso. La gente ya no digiere cualquier cosa, y menos cuando todo se reduce a la caza de cargos", blanquea un legislador del partido de Lisandro de la Torre. El ex candidato presidencial del Movimiento Federal Recrear estará en la provincia durante las próximas horas para intentar elevar el escaso nivel de conocimiento que tienen sus referentes locales.

Capítulo aparte para el gran elector nacional de esta historia. ¿Néstor Kirchner se jugará abiertamente por el peronismo o mostrará la prescindencia tan anhelada por los socialistas? "Se abrió una etapa de cambios acorde con lo que reclamaba la sociedad. Y es lo que acá plantea Binner. Por eso, a Kirchner no le disgustaría que ganáramos", se entusiasman desde el PS.

Reutemann, aunque jamás lo diga públicamente, cree que los socialistas tienen algo de razón sobre las "preferencias" del hiperkinético presidente. Sin embargo, sabe que en pocos días más Eduardo Duhalde comenzará a operar desde su casa de Pinamar, en la hermosa avenida De las Burriquetas. "El Cabezón ya nos mandó mensajes de tranquilidad", confiesa aliviado uno de los candidatos reutemistas.

"Aunque lo vea al Lole como un competidor para el 2007, Kirchner se tiene que poner la camiseta. Ningún peronista de cuerpo y alma se banca que respalde a (Aníbal) Ibarra, quien hizo una gestión desastrosa en Capital Federal, jugó con la Alianza y se alía con (Elisa) Carrió y los gorilas más recalcitrantes. No sea cosa que (Mauricio) Macri le haga comer la primera curva", reniega la fuente.


Enemigos íntimos
El aval a Obeid, con foto y nombre de sublema incluido (Frente para la Victoria), será una contribución para el PJ santafesino. Tal vez también sirva para tender algún puente, aunque no sea de plata, entre el sureño y jefe de la Casa Gris. Constituiría la remake de una película ya vista en la política local: pese a ser enemigos íntimos, el Lole y su ex delfín se necesitan mutuamente como el aire para respirar.

Más allá del festival de sublemas, las acusaciones cruzadas y los posicionamientos de campaña, los prolegómenos del 7 de septiembre muestran un trazo grueso preocupante: ausencia de caras nuevas y falta de recambio dirigencial. Si lo que se ve es lo que hay (una confrontación que pendula entre el sopor y la mediocridad), la política corre el riesgo de que las tribunas queden vacías. Y con candidatos gritándole a la nada.

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