Editorial

Rosario y la Real Academia

El anuncio efectuado por La Capital sacudió el ambiente cultural de la ciudad: Rosario se ha instalado como favorita para ser sede del III Congreso Internacional de la Lengua Española, que está programado para septiembre del próximo año.

El privilegiado posicionamiento obtenido se debe a factores múltiples, entre los cuales no es poco importante uno ajeno a los méritos intrínsecos de la urbe. Y es que la tradición del Congreso indica que las capitales nacionales no son favorecidas para su realización: las dos ediciones previas fueron en Zacatecas, México (1997), y Valladolid, España (2001).

Sin embargo, una sombra que resulta tradicional en la Argentina acecha y su poderío no amerita subestimaciones: el único potencial competidor que posee la candidatura rosarina es nada menos que Buenos Aires. Y aunque ya se señalara con antelación cuál es la suerte que corrieron las capitales, la impronta centralista y unitaria que nuestro país padece históricamente no ayuda a desplegar la dosis necesaria de optimismo.

En tal sentido, corresponde ser categóricos: ya es hora de cambiar las cosas. La poderosa identidad cultural que ha generado Rosario en las últimas dos décadas ha completado finalmente su previo desarrollo socioeconómico y la sitúa como una ciudad con todas las letras; es decir, mucho más que un simple conglomerado humano.

Es aquí y junto al emblemático río Paraná, además, donde se halla emplazado el mejor edificio que tiene la comunidad ibérica en el país, el Centro Cultural Parque de España, cuyas instalaciones resultarían ideales para cobijar el trascendental evento.

El intendente Hermes Binner y el secretario de Cultura municipal, Marcelo Romeu, confirmaron a este diario que el interés por ser sede del Congreso es "mayúsculo" y afirmaron que existen "grandes chances" de que la ciudad sea finalmente la elegida.

Pero se insiste: habrá que vigilar con atención extrema el curso de los acontecimientos. Existen demasiados antecedentes negativos en pujas similares, aun cuando la Nación ya haya dado sobradas pruebas de que necesita un urgente cambio de rumbo.