| domingo, 29 de junio de 2003 | El rol del padre en la lactancia El amor, la ayuda y la compañía del padre es muy importante para la lactancia y fortalece la unión de la pareja. La relación especial de un padre con su hijo es un elemento importante en el desarrollo del niño desde su primera infancia. Es muy afortunado el bebé que tiene una relación cariñosa y cercana con ambos padres. Los niños necesitan mucho contacto físico y cuando no están al pecho, los brazos cariñosos del padre son un lugar maravilloso.
El contacto físico cercano, y no la alimentación en sí, es lo que da como resultado el vínculo madre-hijo que surge de la relación de amamantamiento. Un padre no necesita dar un biberón para formar un vínculo de amor; sin embargo sí necesita invertir tiempo alzando, amando, jugando y relacionándose con su bebé.
Aun con los que parecen necesitar mucho a la madre porque maman muy seguido, el padre puede desarrollar una relación excelente. Se puede intentar por ejemplo colocar al bebé sobre el pecho del padre después de amamantar, o mecer al niño sobre su hombro.
Muchos padres disfrutan enseñando al niño el mundo en que vivimos, incluso las cosas más sencillas, desde la parte interior de los cajones, hasta la parte superior de las puertas.
Existen muchas maneras en las cuales el padre puede estar involucrado, más allá de cambiar pañales, bañar y calmar al bebé cuando está molesto. Es necesario ser creativos, pero más que nada, reconocer que los bebés necesitan a su madre y a su padre.
El bebé necesita saber que ambos padres respetarán sus necesidades. El vínculo del padre se fortalece cuando el lazo materno-infantil es estable y seguro. El apoyo del padre puede ser un eslabón vital en el éxito de la lactancia. El padre puede apoyar a la madre, animándola, protegiéndola, ayudándola a calmar al bebé que está molesto, trayéndole algo de comer o de beber cuando está amamantando y recordándole que el amamantar es una de las cosas más importantes que ella puede hacer para que su bebé tenga el mejor comienzo en la vida.
Sobre todo durante las primeras semanas, cuando la falta de sueño y los cambios hormonales pueden hacer que la madre dude de su habilidad para amamantar, un padre que sugiere "porque no intentás una vez más" o que le recuerda a su compañera que "los bebés empiezan a espaciar más sus tomas después de las 3 semanas" puede ser de gran ayuda y está ayudando a alimentar a su hijo.
Es importante recordar que la madre y el bebé necesitan estar continuamente juntos. Esto puede hacer que el padre se sienta excluido de esta relación. Estos sentimientos son minimizados cuando el padre se da cuenta que su verdadero papel, sobre todo los primeros meses, es primordialmente de apoyo y de cuidado de la madre para que pueda nutrir al niño dándole el pecho. Será el bebé quien se encargue de devolverle al padre todas sus atenciones.
Liga de la Leche de Argentina, filial Rosario
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